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lunes, 14 julio, 2025
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La máquina de improvisar

MONTEVIDEO.- El caso de los nuevos pasaportes uruguayos rechazados por Alemania y Francia es una perla más en el collar de improvisaciones dañosas del gobierno frenteamplista.

Hace un par de meses, había anunciado con bombos y platillos que a partir de abril se emitirían los nuevos documentos, con la supuesta innovación de no discriminar a los ciudadanos legales, no solo sustituyendo el ítem “Nacionalidad” por “Ciudadanía” sino también omitiendo lisa y llanamente la referencia al lugar de nacimiento del portador del documento. Apenas dos semanas atrás, el informativo de Canal 5 había entrevistado a la flamante subdirectora de Identificación Civil, Ileana Bernasconi, quien anunció con alegría que a esa altura ya se habían emitido 750 nuevos pasaportes con esa omisión, tanto para ciudadanos naturales como legales.

La iniciativa original fue de estos últimos, nucleados en el colectivo “Todos somos uruguayos”, que desde antes de la asunción de este gobierno venían reclamando lo que el anterior sí había concedido: generar un ítem “Nacionalidad/Ciudadanía”, para que no tuvieran impedimentos en Migración de los países de destino. Pero el nuevo gobierno, igual que en otros casos, resolvió hacer una moña de más y borró de un plumazo el ítem “Lugar de nacimiento”, con lo que generó una reacción casi inmediata de dos países europeos que ahora advierten que rechazarán a los visitantes que porten estos documentos, ya sean ciudadanos naturales o legales.

Así, la pretensión de no discriminar a un conjunto de 13 mil de estos últimos derivó en una medida que impedirá a unos y otros la libre movilidad internacional.

A partir de entonces, volvieron a comportarse como los insectos dictiópteros que corren para todos lados cuando se enciende la luz.

Primero, los trolls frenteamplistas salieron a embarrar la cancha diciendo que la medida había sido tomada por la administración anterior. Los exministros Omar Paganini de Relaciones Exteriores y Nicolás Martinelli del Interior tuvieron que salir de inmediato a desmentir ese infundio: el gobierno de Lacalle Pou había anunciado que se abriría esa puerta para los ciudadanos legales, pero nunca que se omitiría la mención del lugar de nacimiento, lo que constituye el impedimento difundido por los países europeos.

Después sacaron a relucir una norma internacional de la Aviación Civil, llegando a compartir incluso un facsímil del artículo que declara “opcional” el dato en cuestión. Fue paradójico que insistieran con eso aún en la evidencia de que dos países europeos rechazarán a los visitantes que lo excluyan en sus documentos. La última justificación provino de la misma Cancillería: en una declaración oficial advierte que “los cambios realizados fueron oportunamente informados a todas las Embajadas en Montevideo y de Uruguay en el exterior”: más que una atajada, parece una pasada de pelota a la red diplomática nacional para eximir de responsabilidad a su autoridad máxima.

Todo muy pobre y bajo; indicativo de una conducción errática, que nuevamente improvisa con perspectiva buenista, pretendiendo favorecer a un colectivo minoritario a costa de la mayoría, pero perjudicando finalmente a ambos.

Casi no es necesario recordar que este estilo no es nuevo. Desde que se instaló el gobierno el primero de marzo, no para de hacer lo mismo: cerró la Biblioteca Nacional en un arranque refundacional; invirtió una fortuna para favorecer apenas a dieciséis colonos; realizó una rebaja del supergás al barrer en lugar de sectorizarla solo a hogares vulnerables, y la financió con aumento de los combustibles también al barrer; salió a anunciar un demagógico “impuesto a los ricos” del que se desmarca el ministro Gabriel Oddone, pero que estaba previsto nada menos que en las últimas Bases Programáticas del FA; apuntó que se estaba ocupando de las personas en situación de calle en el mismo momento en que se acumulaban sus víctimas.

Parece claro que esta izquierda carente de sus líderes históricos se está enfrentando trágicamente a su propio amateurismo de gestión, lo que redobla la responsabilidad de la oposición de poner freno a tantas barbaridades y, en lo posible, prevenir estos incendios innecesarios.

Sería bueno que también la ciudadanía tomara nota de esta conducción errática, para no seguir firmando cheques en blanco con base en automatismos emocionales.

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