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martes, 1 abril, 2025
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Ismael Serrano: la familia argentina, su defensa de Lali Espósito y por qué cuando le pasan una guitarra nunca canta una canción suya

De nacionalidad española, pero con un pedacito de su corazón en la Argentina, el cantante Ismael Serrano aterriza nuevamente en el país para presentar un espectáculo con música sinfónica sobre gran parte de su obra sonora, con la que cosechó éxito y clamor de multitudes.

No es novedad que el artista madrileño de 51 años sienta tanta cercanía por Buenos Aires: su esposa es porteña y gran parte de la cultura local influyó no sólo desde que conoció a Jimena Ruiz Echazú, cantante y actriz, sino también desde la historia, tanto musical como sociopolítica, que siempre estuvieron cerca en su vida, ya sea desde el interés que mamó de sus padres por el tango y el folclore, o bien por consustanciarse con las etapas políticas de la Argentina y que él estudió en la facultad.

Es que Ismael Serrano es un cantor al que se lo ha calificado como de protesta: un trovador cuyas letras son la base de su propuesta, aunque nunca se quedó quieto si de búsquedas musicales se trataron en su extensa trayectoria, en la que cuenta con acercamientos a estilos tradicionales de países latinoamericanos, aunque además se atrevió al jazz o al blues. Y ahora a lo sinfónico: actuará el próximo sábado 29 de marzo en el Movistar Arena. Y en abril, los días 5 en Montevideo, 12 en Córdoba y 26 en Rosario.

Es un miércoles soleado en Palermo. La zona se encuentra complicada por el tránsito de mitad de semana. Y el bar, pese a ser media tarde, está repleto en la esquina de Salvador y Costa Rica, el lugar de la cita.

Tras brindar con dos copas con agua mineral, el músico se entusiasma con esta visita bien al sur del continente sudamericano.

Lo que traemos es una producción muy compleja. Son 40 músicos en escena. Y a cada país al que viajamos, convocamos músicos locales: todos microfoneados. Lo bueno es que los artistas de música clásica enseguida leen los pentagramas y encajan en la obra; de todos modos, existen matices, ensayamos dos días y a tocar; el rol del director es primordial”, detalla Serrano puntillosamente sobre cómo es la gira actual.

Una idea que nació en Buenos Aires

Otro aspecto importante de su obra con filarmónicas lo remonta de nuevo a Buenos Aires. “Habíamos tocado en el Teatro Colón, a partir de eso se me ocurrió que había que seguir en sintonía. Y el disco lo terminamos grabando aquí. Traté de establecer un equilibrio entre los temas más pedidos por el público y los de mis últimos discos, los que llevo en el corazón”, se explaya.

Ismael Serrano tuvo la idea de salir de gira con una orquesta sinfónica luego de cantar en el Teatro Colón, en Buenos Aires.

Sin embargo, esta apuesta musical y superadora de lo orquestal en su larga obra no es una novedad: Serrano no sólo se movió dentro del formato canción dentro de la carrera profesional: también buceó en el blues y el jazz y, principalmente, dentro del los folclores latinos: ritmos y sonidos que lo apasionan.

“Eso tuvo que ver con la música que se escuchaba en casa. Papá era fanático de Roberto Goyeneche. Contaba con una cinta abierta con grabaciones de Atahualpa Yupanqui. El tango y el folclore eran comunes, las canciones tradicionales, además de libros de Pablo Neruda, Mario Benedetti y Julio Cortázar”, rememora con agrado.

Más allá de que su primera escuela musical y literaria fue dentro de la casa de sus padres cuando él aún era jovencito, las cuestiones ideológicas se afianzaron en tiempos de la universidad, cuando cursó Ciencias Físicas.

“La facultad fue un ámbito académico, ideológico y sentimental. Además, donde uno se hace las preguntas y encuentra las respuestas. En 1989 se cayó el muro de Berlín y se derrumbaron ideas de nuestros padres. Nosotros encontramos, entonces, nuestras respuestas propias”, analiza.

Pero no termina ahí: “Yo viví los tiempos de la antiglobalización, muy atravesados por lo ideológico. Mis amigos y compañeros estaban en la misma que yo. Es toda gente que se dedicó a la investigación. Y esos siguen siendo amigos míos y de mis hermanos, que son periodista y médico. O sea, compartimos amistades”.

Otro tema que él defiende con uñas y dientes es poder separar al artista del ser humano común y corriente: “Yo hablo de lo cotidiano, lo que me emociona, lo que me toca vivir. La popularidad no me impidió salir a la calle, caminarla. Nunca me sentí asediado. Creo que mi reto es poder contarla inmerso en la realidad”, describe.

Ismael Serrano, al frente de una orquesta. A cada país al que va, contrata músicos clásicos, que pueden leer rápidamente una partitura. Son 40 en escena.

La vida de un trovador

El mote de trovador no le desagrada para nada, incluso lo reivindica. “El término está estigmatizado. Yo lo vivo con orgullo. Porque trata sobre el compromiso de uno con el valor artístico. Es más, hay que recuperar eso, lo testimonial. Hoy rige gran parte por la ambición de gustar a todo el mundo. El hecho de que no le gustes a todas las personas es una medalla para mí”, considera el artista.

Aun así, Ismael se desmarca de críticas abismales contra las músicas juveniles actuales. Y se encarga de esclarecer sobre la temática.

Yo no digo que todas las canciones tienen que hablar sobre la injusticia. Por ejemplo, en el género urbano existen llamados al individualismo y lo autorreferencia, pero también existen cantantes como Residente, absolutamente comprometido con el otro”.

-De hecho, trabajaste con la estrella del rap español, Nach que, a su vez, es sociólogo, ¿lo hiciste por cuestiones ideológicas en común?

-Existen conexiones entre nosotros, entre el rap y lo tradicional. En nosotros existe la mirada de la realidad, un punto muy importante en común. Eso es lo primordial, lo que nos une. Con Nach nos conocemos hace mucho tiempo y hemos hechos varias colaboraciones juntos.

Respecto al presente, el autor de Papá cuéntame otra vez se atreve a examinar las redes sociales y su interacción con el arte.

“Su rol ha llevado al encapsulamiento, a la música siempre en debate, lo que importa es el titular. Quienes crearon las redes, esto lo han estudiado minuciosamente para que suceda. Claro que incide en la música y la poesía. Todo tiene que ser veloz. Mira TikTok: lo tuyo debe durar tan sólo segundos. El algoritmo también incide, es muy fuerte eso”.

Jimena Ruiz Echazú, la mujer argentina de Ismael Serrano, a quien conoció trabajando en la película “Luna en Leo».

Acerca de la Argentina, podría dedicársele un capítulo aparte -o casi en un libro- en la vida del cantautor.

“Imagínate: tengo dos hijos: una nena de 11 y un niño de 3. Ellos hablan de vos y de tu. Mi hija le lee cuentos al más pequeño entre el vos y el tu. Y el pequeño te dice: “Vos sabés que tal cosa…”. O bien; “Vení, papá”. Mi esposa, argentina, toma mate, pero yo no lo hago, no me apetece. Pero a su vez tengo muy buenos amigos argentinos”, expresa con una sonrisa amigable.

Y continúa: “Es más, tengo un amigo argentino que es el encargado de hacer los asados. Hay una carnicería cerca de casa a la cual me acerco unos días antes a realizar el pedido de mi amigo. Antes era difícil encontrar los cortes de carne argentino, pero allí nunca me fallaron. Siempre es así: encargo el pedido del asador”.

La mirada del amor

Cuando le toca hablar sobre su mujer argentina, se pone serio y se emociona: “A ella le debo todo. Porque tiene su carrera de actriz y forma parte del ámbito musical infantil. Sin embargo, siempre está presente. Y yo no, porque me toca partir. Lo hemos arreglado así. Ella es muy generosa. A mí no me cabe en palabras decir gratitud para con ella, por lo valiosa que es para nuestra familia, lo valiosa que es para mí”.

Y agradece también, enfático, a sus suegros argentinos. “Cuando termine esta entrevista iré a cenar a lo de mis suegros. Siempre me hago un momento, aunque no tenga mucho, por viajar de un lado al otro. Mi suegra me quiere, me cuida y me mima. Mi suegro es una gran persona. Ellos también nos visitan en España, porque allí están sus nietos”.

De pronto, la conversación vira hacia lo artístico de nuevo. E Ismael Serrano denota preocupación en su rostro cuando repasa momentos que le preocupa a nivel local, principalmente cuando menciona a Lali Espósito.

Ismael Serrano. Luego de cantar en Buenos Aires, el madrileño irá a Montevideo, Córdoba y Rosario.

“En realidad me entristecen algunos factores locales, los gubernamentales cuando hacen llamado al exterminio del que piensa diferente. Eso crispa el entendimiento entre dos personas que piensan distinto. El tema Lali Espósito y los ataques hacia ella me entristecen. Aunque lo que noto es que por lo general son ataques al ámbito artístico femenino”.

Y añade: “Creo que la comunidad artística argentina se tiene que unir. Preocupa cuando no existe solidaridad absoluta, pues hoy le toca a uno, pero mañana le puede tocar al otro. Nadie está a salvo al señalamiento desquiciado”.

Más allá de aclarar que no cuenta con amigos artistas argentinos, sí aclara admiración por músicos como Fito Páez: “Estuve en el show suyo en España, en su gira de El amor después del amor. Hemos ido con mis amigos al show, fue realmente impresionante, conmovedor”.

-Es extraño lo que comentás: aquí, por lo general, los artistas consagrados no suelen asistir a shows de otros artistas famosos, a no ser que los inviten al escenario.

-¡Pues claro! Yo sigo asistiendo a shows con mis amigos, como le hice desde joven. Vamos en grupo. No he perdido esas costumbres. Ni tampoco de juntarme en una sobremesa, en una tertulia, y realizar una guitarreada: cuando me pasan la guitarra nunca entono temas míos, sino de mis referentes. Donde tampoco faltan canciones de Joaquín Sabina. Es más, ahora que estoy por estas tierras, ya hemos quedado con un amigo a ir a verlo cantar en su show de despedida aquí en Buenos Aires. Será emocionante para nosotros. Incluso creo que algunas lágrimas se nos caerán.

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