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viernes, 21 marzo, 2025
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En tiempos de ultraderecha, la memoria es imprescindible

Reproducimos a continuación un artículo publicado en el boletín de Amsafe Rosario:

A 50 años del Villazo, la lucha continua.

Si hay algo que incomoda a los negacionistas, es que de este lado de la trinchera mantengamos intacta la memoria, sigamos buscando la verdad y tengamos como horizonte permanente la justicia social. La coherencia inquebrantable de los organismos de derechos humanos, junto con el acompañamiento de organizaciones sociales, políticas y gremiales, ha permitido que la historia reciente conserve su potencial político y nos brinde herramientas para dar la batalla en el campo de la memoria pública. Hoy, esta disputa se vuelve crucial frente a la llamada “batalla cultural” impulsada por la derecha. En este contexto se inscriben estas líneas, que buscan resignificar la gesta histórica del Villazo, recuperando tanto la lucha actual contra la impunidad de los genocidas como la fortaleza de la Lista Marrón de la seccional de Villa Constitución de la UOM, que en los años ’70 se atrevió a disputar la conducción del movimiento obrero frente a la burocracia sindical peronista.

El 13 de noviembre de 2023, en la ciudad de Rosario, se escribió una nueva página en la lucha por la Memoria y la Verdad. Ese día se dio inicio al juicio público contra los represores del Villazo, bajo la categoría legal de delitos de lesa humanidad cometidos contra trabajadores metalúrgicos en 1975. Este proceso fue impulsado por las víctimas y el espacio Memoria, Verdad y Justicia de Villa Constitución, con el patrocinio de los abogados de la APDH de la provincia de Santa Fe. Con 25 imputados y 60 víctimas con más de 400 testigos, los querellantes son los 19 sobrevivientes y la UOM de Villa Constitución. Un hecho histórico que va fundamentalmente contra la triple A y otros responsables de la represión. Este juicio confirma que el “Operativo Serpiente Roja del Paraná” de 1975 tuvo como objetivo desmantelar el clasismo que emergía en el cordón industrial, destruir la Lista Marrón antiburocrática y, en última instancia, funcionó como un ensayo general de lo que un año después se aplicaría en todo el país: la dictadura genocida de 1976.

El juicio sigue en curso y, gracias al pedido de los abogados querellantes y a la presión de diversas organizaciones que vienen acompañando el proceso, se logró trasladar parte de las audiencias a los tribunales de Villa Constitución. En los próximos meses se espera el veredicto, cuya sentencia será clave no solo para hacer justicia por los crímenes cometidos, sino también para continuar disputando el sentido del pasado, la construcción de la historia y la lucha por definir qué hechos deben ser preservados y cuáles desterrados de la memoria pública en conflicto.

En un contexto donde la falsa teoría de los dos demonios intenta resurgir y la ultraderecha busca imponer, a fuerza de censura y represión, una supuesta “normalidad” y “armonía” basada en el silenciamiento de las luchas, este juicio se convierte en una prueba de la reserva democrática del pueblo y en una reafirmación de la necesidad de reconstruir la Memoria Completa.

Sus Luchas Son las nuestras.

En 1974 se produce una de las más importantes luchas obreras desde el Cordobazo, la pelea en defensa de las comisiones internas y cuerpos de delegados de ACINDAR y las empresas metalúrgicas de la región, la Lista Marrón, gana la seccional, los trabajadores buscaban tomar en sus manos, de manera democrática, su propia organización, surge una seccional combativa.  La instalación de la Comisión Directiva rebelde era un hecho, pero la burocracia no aceptaría ese desafío y prepararían una contraofensiva: la detención de la Comisión Directiva encabezada por Pichinini. La respuesta fue una heroica huelga que duraría más de 60 días, gran parte de la cual se desarrollaría en los barrios. Se ponía así en marcha, un plan integral del Estado acusando a la  “subversion”  de atentar contra las industrias pesadas de la zona.

Frente a estos ataques, el 20 de abril de 1974 se llevó a cabo en el Club Riberas del Paraná un Plenario Nacional antiburocrático. En este encuentro, que contó con la presencia de figuras como Agustín Tosco (Luz y Fuerza de Córdoba), René Salamanca (SMATA Córdoba) y Juan Carlos Mera (comisión interna del Banco Nación), entre otros miles de participantes, se buscó rodear de solidaridad a los trabajadores metalúrgicos. Además, este plenario permitió vislumbrar la posibilidad de conformar un polo clasista opositor como alternativa a la burocracia sindical.

Recuperar estos hechos dentro de un proceso más amplio cobra una importancia histórica fundamental para comprender nuestro presente. La lucha de los trabajadores de la Lista Marrón contra la burocracia sindical no solo fue una disputa gremial, sino que tuvo un carácter estratégico: la necesidad de construir una nueva dirección obrera, enfrentada a la burocracia peronista de los sindicatos. Esta vanguardia de izquierda, plural en su composición política, se destacó por sus métodos de lucha combativos y su profundo compromiso democrático, promoviendo la participación de la base obrera a través de asambleas.

Reflexionar sobre el proceso del Villazo desde esta perspectiva es imprescindible, y hoy más que nunca se convierte en una tarea de primer orden. En un contexto de desamparo y entrega por parte de las centrales de trabajadores —CGT y CTA— y ante el avance de la derecha, la memoria histórica no es un mero ejercicio académico, sino un campo de batalla en la disputa por los sentidos del pasado.

La memoria no es neutral; es un laboratorio en permanente construcción, desplegado en escenarios de confrontación social y atravesado por dimensiones políticas y colectivas. Revisitar estas experiencias nos permite no solo comprender el presente, sino también alimentar las luchas actuales y proyectar nuevas perspectivas de transformación colectiva.

Hoy la ultraderecha es una máquina que pretende triturar nuestra Historia, que no creo que sea para nada fácil. Por los 30.000, por el mundo que ellos y nosotros peleamos: sin explotación, ni opresión. No Pasarán.

Jimena Sosa dirigente de MST-FITU. Docente de Historia

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