En números redondos el ranking de cantidad de presos es así. El primer puesto lo tiene la Provincia de Buenos Aires (lejos) con unos 60 mil; le sigue Córdoba con unos 13 mil y el podio lo completa el Servicio Penitenciario Federal (SPF) con casi 12.000. Cuarto está el sistema penitenciario de Santa Fe, con 10.500. Pero las autoridades de la provincia creen que, al ritmo que van, suben un puesto en cualquier momento.
El tema tiene su costado trágico: más delito, más violencia, más cárceles. Pero lo cierto es que la problemática de las plazas carcelarias existe, es de larga data, y se viene imponiendo en la agenda política. Es en ese contexto que la semana pasada el gobernador de Santa Fe Maximiliano Pullaro anunció que ya están las ofertas para la construcción de un nuevo complejo penitenciario en Piñero, dedicado exclusivamente a alojar a los llamados «presos de alto perfil».
La nueva cárcel -Unidad 8, porque toma el número de una unidad en desuso- tendrá lugar para 1.152 internos, repartidos en cuatro módulos, uno de ellos exclusivamente para mujeres. Los otros tres contarán con sectores por peligrosidad y también por tipo de banda o pertenencia. Lo que primará es el aislamiento: pocos presos por pabellón, sólo una hora de patio diaria, llamadas controladas y visitas con un vidrio separador.
En la licitación se presentaron 18 pliegos. La propuesta más alta fue de 106.253.281. 010 pesos y la mas baja de 97.978.230.267. Las plazas programadas casi duplican a los presos de «alto perfil» que hay en la actualidad en Santa Fe, pero según las autoridades este segmento crece de forma constante.
Entre las modernidades prometidas está la inteligencia artificial aplicada al sistema de comunicaciones e imágenes internas. Un ejemplo: hoy si un juez quiere escuchar las conversaciones de un preso desde el teléfono del pabellón tiene que escuchar a todos y luego seleccionar. La idea es aplicar un sistema de que seleccione de forma automática.
Tanto las comunicaciones como las visitas serán muy pocas y sólo a familiares directos. Para el Nivel 1, de máxima peligrosidad, las visitas conyugales no existen y para el resto (Niveles 2 y 3) el contacto físico durante las visitas tampoco.
Se espera una lluvia de habeas corpus, reclamando por las condiciones de detención.
Si, como ya se tiene comprobado, los capos narco dan órdenes desde sus celdas, la idea es que no puedan hacerlo. Esto se ve claro en el caso de Alejandro Isaías Núñez (28), alias «Chuky Monedita». Detenido en Piñero (la actual, Unidad 11) desde 2015, para la Justicia fue el que ordenó los cuatro homicidios que, entre el 5 y el 10 de marzo de 2024, conmocionaron a Rosario. Lo hizo a través de su novia embarazada que debía estar cumpliendo arresto domiciliario.
El fiscal Patricio Saldutti precisó que los sicarios contratados por Chuky recibieron pagos de entre «200.000 y 400.000 pesos» para ejecutar los asesinatos de los taxistas Raúl Héctor Figueroa (42) y Diego Alejandro Celentano (32), del colectivero de la línea K de trolebuses Marcos Iván Daloia (38) y del playero de la estación de servicio Bruno Nicolás Bussanich (25).
Video
Así va Chuky Monedita a una audiencia, con el uniforme de alto perfil
Acusado de ser el cerebro de la seguidilla de muertes, desde hace 10 meses Nuñez vive en sistema de aislamiento extremo en Piñero. No recibe visita ni puede hablar con nadie. Algo así es lo que se viene con cárcel nueva que planea inaugurarse en septiembre de 2026.
Cada vez más detenidos
Lucia Masneri, secretaria de Asuntos Penitenciarios de Santa Fe, le aseguró a Clarín que «cada año se incrementa un 20% la cantidad de presos de alto perfil. Desde los de extrema peligrosidad (Nivel 1) hasta los que se evaluaron como niveles 2 y 3. Hoy los varones están repartidos entre Coronda y en mayor medida en Piñero, y las mujeres están alojadas en la Unidad 5 Complejo Penitenciario de Rosario».
Los narcos de Rosario son considerados Nivel 1.
Muchos de los capos los tiene el SPF: Esteban Alvarado, Ariel «Guille» Cantero, Julio Granthon, Fabián «Calavera» Pelozo… la lista es larga. Todos están acusados de delitos federales y se quedarán donde están, ya sea en el Complejo Penitenciario Federal 1 de Ezeiza o en el Complejo Penitenciario Federal 2 de Marcos Paz. Allí ya cumplen un régimen de vigilancia rígido.
Los jefes están en el SPF, pero el Servicio Penitenciario de Santa Fe tiene lo suyo. Según Masneri hoy en las cárceles santafesinas hay 612 presos de «alto perfil», en sus tres niveles de peligrosidad. De ellos 77 son de máxima peligrosidad (Nivel 1): 18 son mujeres y 59, varones.
«El plan total abarca la construcción de 6 nuevas cárceles y 6.500 nuevas plazas. Debemos tener en cuenta que hoy hay 1.500 presos en comisarías (que no deben estar allí) y que hay una superpoblación de 3.000 internos. También hay que calcular el crecimiento de la población carcelaria que habrá al 2027″, detalló la funcionaria.
La vida dentro de la Unidad 8 de Alto Perfil promete tensión entre los presos y las autoridades.
Aunque hoy ya rigen muchas reglas de aislamiento y control, los capos aún creen que tienen alguna capacidad de negociación. La duda que tienen todos es qué pasará cuando se empiecen a desesperar. Solos, casi incomunicados, y con largas sentencias por cumplir, qué serán capaces de intentar… Esteban Alvarado fracasó por muy poco en su plan de irse de Ezeiza en helicóptero.