El flamante secretario del Tesoro de Trump, Scott Bessent, está casado con un hombre llamado John Freeman y tienen dos hijos, Cole y Caroline, por gestación subrogada.
Estos detalles íntimos de un funcionario no tendrían ninguna relevancia si no fuera porque Javier Milei en su discurso de Davos equiparó a gays con pedófilos, justamente al referirse a una pareja de homosexuales norteamericanos.
«Hace pocas semanas fue noticia en todo el mundo el caso de dos americanos homosexuales que, enarbolando la bandera dela diversidad sexual, y fueron condenados a cien años de prisión por abusar y filmar a sus hijos adoptivos durante más de dos años. Quiero ser claro que cuando digo abusos no es un eufemismo, porque en sus versiones más extremas la ideología de género constituye lisa y llanamente abuso infantil. Son pedófilos, por lo tanto quiero saber quién avala esos comportamientos», dijo el presidente argentino en Davos.
Milei apuesta a que Donald Trump le destrabe el crédito con el FMI para que alcance los 20 mil millones de dólares y al mismo tiempo que le permita sortear la exigencia del Fondo que es unificar el tipo de cambio, devaluar y liberar el cepo, tres medidas que resiste el libertario.
Milei dijo que los homosexuales son pedófilos y atacó a las mujeres: «No se quejan de que los plomeros sean hombres»
Todas esas gestiones las hace el secretario del Tesoro ante el FMI. El delegado de Estados Unidos en el Fondo responde directamente a este funcionario, cuya relevancia en el gobierno norteamericano es tal, que está quinto en la cadena de sucesión presidencial.
Quiero ser claro que cuando digo abusos no es un eufemismo, porque en sus versiones más extremas la ideología de género constituye lisa y llanamente abuso infantil. Son pedófilos.
Ahora Milei le tiene que pedir estos favores a un señor que comparó a los homosexuales con pedófilos en el discurso de Davos, por el que recibió una condena internacional por antediluviano.
El propio Bessent, que proviene del mundo financiero, defendió a los homosexuales públicamente unos añas atrás, cuando dio una entrevista a un sitio de la Universidad de Yale, adonde se graduó como licenciado en ciencia política.
«En una determinada región geográfica y en un determinado nivel económico, ser homosexual no es un problema», dijo Bessent. «Lo fantástico es que ahora, la gente del resto de Estados Unidos, ya sean obreros o empleados, tiene acceso a todo. Si me hubiera dicho en 1984, cuando nos graduamos y la gente se moría de sida, que 30 años después estaría legalmente casada y tendríamos dos hijos mediante gestación subrogada, no lo habría creído», dijo el nuevo secretario del Tesoro.