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El Gobierno decidió salir a romper pensando en listas de «soldados»

El ministro de Economía, Luis Caputo, no dudó. Definió a la vicepresidenta Victoria Villarruel como parte de «la casta». El «Messi de las finanzas» que trabajó para Cambiemos bajo las órdenes de Mauricio Macri cambió su piel para convertirse en libertario de la primera hora. Y aceptó el libreto del presidente Javier Milei. Así, el mandatario se mueve más cómodo que cuando asumió. Habla y a los pocos minutos los funcionarios se pelean por ver quién se consagra más con su jefe. Un tuit, una réplica o un aplauso del equipo del «Gordo» Dan es suficiente para sentirse dentro del círculo de confianza. Correrse de la línea -aunque sea por un centímetro- puede llevarlos a perder el trabajo. O la amistad del Presidente. Algo similar que sucede con conductores de TV que quieren destacarse entre los oficialistas de siempre.

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Con esta estrategia, la línea que bajó de Casa Rosada durante las últimas semanas es clara. Se buscarán «soldados» para armar las listas. No importa la idoneidad y la frase de «despertar leones» quedó para otro momento. Ahora se necesitan leales. Dejar la vida por lo que diga el Presidente. Lo que se diga hoy se cambia mañana. Pero que se haga sin cuestionamientos. Así es como Diana Mondino pasó de ser una estrella al ostracismo. La muestra de esta última salida hizo que todos quedaran enterados de la nueva forma de gobernar. 

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El acto del sábado de las «Fuerzas del Cielo» se hizo para eso. El objetivo es reclutar militantes que obedezcan al líder. Dejar de depender de dirigentes que no sean «puros» para evitar internas. «Los librepensadores no tienen lugar», sentenció un senador que vio como Francisco Paoltroni dejó de pertenecer al gobierno por estar en contra de la propuesta de Ariel Lijo como miembro de la Corte. Ejemplos como este se van acumulando todas las semanas y solo quedan en pie los que juegan a congraciarse con Milei. Se llame Daniel Scioli, Gerardo Werthein o Luis «Toto» Caputo.

En Capital Federal, Ramiro Marra quedó afuera del círculo de confianza por plantear reparos sobre Karina Milei. En provincia de Buenos Aires, si bien el armador oficial es Sebastián Pareja hay quienes ven en su rol un «casta» como lo era en su momento Carlos Kikuchi. «No podemos darnos el lujo de meter diputados que después dicen cualquier cosa. Casos nos sobran como el de Lourdes Arrieta, Paoltroni, Casielles en la Ciudad o los que quedaron boyando en Buenos Aires. 2025 tiene que ser una sola figura. Somos las piezas de un cuerpo, el del Presidente», dicen.

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Por eso quizás Caputo no se sonrojó al decir que bancaba «a muerte» a Daniel Parisini (Gordo Dan en X). Con horas de distancia, el Jefe de gabinete, Guillermo Francos, dijo que le parecía positivo que se presente como candidato para llegar al Congreso. Por eso también Lemoine se esfuerza todos los días en bastardear a Villarruel y lo mismo hace la exmassista Leila Gianni. Pasó de ser ultra peronista a convertirse en libertaria. «Scioli marcó el camino. Se puso la camiseta y hasta dijo que Milei merecía un Premio Nobel. A partir de ahí, es imposible salirse del libreto».

Gi

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