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Victoria Villarruel y Yuyito González compartieron un acto con evangélicos y hubo ovación para la vice

La vicepresidente Victoria Villarruel fue ovacionada al hablar durante la primera celebración del Día de las Iglesias Evangélicas y Protestantes realizada en el principal auditorio del Palacio Libertad, ocasión en la que afirmó que los principios cristianos están siendo “puestos a prueba” y señaló que católicos y evangélicos “debemos defender la libertad y la dignidad de cada persona, rechazando cualquier ideología que niegue estos valores fundamentales”.

El acto fue organizado por la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA), que agrupa a más del 80 por ciento de las comunidades evangélicas del país y también contó con la presencia del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien fue portador de “un saludo especial” del presidente Javier Milei; la canciller Diana Mondino, y el secretario de Culto y Civilización, Nahuel Sotelo.

El Congreso sancionó este año la Ley 27.741 por el que declaró como Día de las Iglesias Evangélicas y Protestantes al 31 de octubre, en conmemoración del inicio de la Reforma Protestante cuando Martín Lutero, un 31 de octubre de 1517, clavó las noventa y cinco tesis en la puerta de una iglesia alemana y produjo un cisma en la Iglesia Católica.

También se encontraban representantes de la Iglesia católica, la DAIA, la AMIA y el Centro Islámico de la República Argentina; el ministro de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad de Buenos Aires, Gabriel Mraida, y la novia del presidente de la Nacion, Amalia «Yuyito» González, ambos de fe evangélica, y numerosos legisladores e intendentes.

Amalia Amalia «Yuyito González con el presidente de ACIERA, el pastor Christian Hooft.

El discurso de Villarruel

Ante un auditorio colmado, que interrumpió su discurso con aplausos, Villarruel comenzó reconociendo y agradeciendo “la labor de las iglesias evangélicas junto al prójimo con la asistencia espiritual, los comedores, los centros de rehabilitación, las cárceles, ayudando a las comunidades más vulnerables allí donde a veces el Estado no llega”.

“Estamos convenidos que esta tarea espiritual y social que los católicos y los evangélicos compartimos inspirada en el amor y la comprensión cristiana es el pilar fundamental para la construcción de una Argentina más justa y solidaria”, dijo la vicepresidente, que es católica practicante.

Señaló que “vivimos una época en la que los valores cristianos son más necesarios que nunca; esos valores nos inspiran todos los días a proteger el rol de la familia y a defender la vida como principios esenciales de nuestra fe y de nuestra sociedad”.

“Pero es en la esfera pública -añadió- donde estos valores adquieren una relevancia fundamental y son puestos a prueba. La fe cristiana que abraza tanto a católicos como a evangélicos nos recuerdan que existen límites y que debemos defender la libertad y la dignidad de cada persona rechazando cualquier ideología que niegue estos valores que con fundamentales”.

Consideró que “ante estos embates es importante que evangélicos y católicos mantengamos la unidad como pueblo cristiano fortalecidos en el amor y el respeto mutuos. Debemos ser todos testimonio vivo de estos principios en cada ámbito de la vida pública”.

Por su parte, el presidente de ACIERA, el pastor Christian Hooft, afirmó que “estamos viviendo tiempos complejos. Muchos años de crisis tras crisis. Un índice de pobreza y de degradación cultural y moral enorme”.

“Aunque tenemos fe en Dios, no sostenemos el pensamiento mágico. Salir de este estado requiere mucho esfuerzo, el compromiso de todos y, por supuesto, la ayuda del Dios Todopoderoso”, señaló.

En ese sentido, sostuvo que “no podemos salir sin perdón, sin justicia y sin respeto a las libertades individuales. Un pueblo dividido no prevalece”.

“Esta lógica amigo/enemigo y de denostar al que piensa distinto nos paraliza y nos inhibe como nación. Esta manía de deconstruir todo para lograr nada, no nos lleva a ningún lado, es más de lo mismo”, advirtió.

Hooft subrayó que “la pobreza es una calamidad. Las iglesias evangélicas estamos con los necesitados como nos enseñó el Señor, pero no ensalzamos la pobreza. No hay ninguna virtud en ella por sí misma”.

Con todo, reafirmó que el camino para salir adelante es el esfuerzo y el trabajo. “Nuestro Dios agregó- bendice el esfuerzo y reconoce el valor del mérito y la dignidad del trabajo. De la nada, nada viene”.

“Eso sí -destacó-, tampoco acepta la explotación del prójimo y el capitalismo salvaje, sin reglas, sin límites. Dios siempre estará del lado del más débil y nos pide no abandonarlo”.

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