“Hemos asumido que el rock y el blues forman parte de nuestra cultura pero son tan foráneos como el reggaeton, el vals, la polca o el heavy metal. Otra cosa muy diferente es lo que se puede ya hacer con la IA, como compositor lo veo un poco de reojo y con desconfianza pero seguramente se transforme en una herramienta más”, dice el bandoneonista, guitarrista y compositor Pablo Gignoli, quien presenta su nuevo álbum “Después de la tormenta”.
El destacado músico radicado en París presenta su trabajo junto a otros músicos como el baterista Fernando Samalea y letras de El Ministro luego de su desvinculación de la Orquesta Fernández Fierro. Conversamos con Gignoli.
Periodista: El disco se llama “Después de la tormenta”, ¿por qué?
Pablo Gignoli: Hay diferentes tipos de tormentas, meteorológicas, personales, económicas, virales, políticas o espirituales, si entramos en el plano metafísico. Elegí este título por la canción que compusimos junto a Flavio “El Ministro” Reggiani porque me parece una imagen fuerte y que siempre puede estar presente en la vida de las personas. Todos nos enfrentamos a diferentes tormentas o tormentos y eso nos pone a prueba para medir la fuerza interior para sobrepasarlos, tanto individualmente o como parte de un grupo, de una sociedad. Además, es muy satisfactorio cuando pasa la tormenta pero también nos debería dejar alguna enseñanza para estar preparados para futuras furias climáticas.
P.: ¿Qué puertas había cerradas que en este disco quisiste abrir?
P.G.: Tengo una canción en un álbum de mi orquesta TAXXI Tango XXI llamada Si abres esa puerta que dice “Si abres esa puerta, piénsalo, puede salir algo que hoy no conocés …. Todos los impulsos de tu piel florecerán si es que hoy abrís tu corazón” .Es un poco esa idea, es como ir caminando a lo largo de un pasillo, de un PH y tener la posibilidad de ir abriendo las puertas de esas casas ajenas pero que en vez de ser ajenas son tuyas y en mi caso, que hace tiempo voy caminando por el pasillo del tango, como bandoneonista, moderno, clásico, electrónico, de pronto decidí mostrar mi yo guitarrista, cantante, tecladista, mostrar los arreglos desde otro lugar y proyectarme hacia un lugar más grande, más ecléctico y hacerme cargo de mis intereses variados.
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P.: Decís que te marcó el rock nacional de Spinetta, Charly o Fito. ¿Cómo está hoy ese rock nacional?
P.G.: Si, obviamente, los tres artistas siempre nos dejaron elementos muy directos del tango o de la música folclórica. Los Redondos también dejaron implícito en muchos de sus temas colores Tangueros que al decantar se transformaron en lo que sucede hoy en muchos artistas de mi generación. En este álbum yo no me hice el planteo si debía ser tanguero o rockero o pop o jazzy, simplemente las canciones van saliendo con las influencias que hay, si bien uno decide hasta donde o hacia donde va la cosa. En cuanto a cómo está ese rock nacional hoy. Está perfecto. Obviamente siempre hay nuevas tendencias pero con el desarrollo de la tecnología y la comunicación pasan cosas hermosas. Mi hija tiene 16 años, nació en Buenos Aires pero vive en Francia desde hace 13, pero hace un tiempo descubrí que estaba escuchando Los Abuelos de La Nada. Ahora está flasheando con Ceratti, lo ama y el otro día fuimos a ver la película “Puan” y salimos cantando “No soy un Extraño” y nunca me avisó que conocía todo eso! Pero además ella escucha el rap francés que le corresponde a su generación con la misma pasión que le gusta Pink Floyd , The Beatles, Chopin y la Bossa Nova.
P.: ¿Cómo ves la música pop y trap que domina hoy? Esas letras sobre marcas, celulares, redes sociales y sexo. ¿Dónde quedó la poesía de Spinetta y los rockeros de los 70 y 80?
P.G.: Como todo en la vida, hay cosas bien hechas y cosas mal hechas. Para que un producto salga a la venta y sea de consumo masivo tiene que tener un standard de calidad de cierto nivel así que desde el vamos hay mucho trabajo para llegar hasta ahí y eso ya tiene un valor propio. Cada generación canta lo que necesita y en las grandes ciudades, desde donde sale esta música urbana, lo que tenemos pegado a todos nuestros sentidos es consumo desmedido entonces no es extraño que el mensaje pase por ahí. Lo interesante es que eso sea de una manera crítica. Evidentemente si vivís en medio del campo le vas a cantar a otras cosas, otros valores. El rap particularmente siempre me gustó, de hecho en mi primera adolescencia era rapero, hasta me tiraba unos pasos. El rap original, el break dance, son geniales. Hemos asumido que el rock y el blues forman parte de nuestra cultura pero son tan foráneos como el reggaeton, el vals, la polca, el heavy metal o lo que se te ocurra. Otra cosa muy diferente es lo que se puede ya hacer con la IA, no me he metido ahí y como compositor lo veo un poco de reojo y con desconfianza pero seguramente se transforme en una herramienta más, como alguna vez lo fue la flauta que se sumó al canto, el parche que se sumó a las palmas, el piano sintetizó una orquesta.
P.: ¿Cómo es la vida en París?
P.G.: París es una ciudad muy grande, intensa, carísima, muy turística, bastante frenética, muy cosmopolita y multirracial. La fama de mala onda que tienen los parisinos la tienen bien ganada. Más allá de eso trato de vivir lo mejor posible, siempre proyectando cosas con mi dúo, Volco & Gignoli, junto al pianista Sebastian Volco y la orquesta TAXXI Tango XXI con la que planeo grabar un nuevo álbum de tango moderno y combativo en los próximos meses. Acá tuve la posibilidad de trabajar con gente como Benjamin Biolay, donde conocí personalmente a Fernando Samalea, con la mítica Catherine Ringer, ícono del rock psicodélico francés y también con los ex Gotan Project, Mueller y Makaroff.
P.: Te vas a la India, ¿qué proyectas allá?
P.G.: Me voy a la India por segunda vez en marzo a una ciudad increíble, fuera de todo concepto normal, llamada Auroville que está situada en el Sur-Este de La India.Allá voy a tocar a un Festival de tango que se realiza desde hace algunos años junto al pianista Pablo Montanelli y la cantante Sandra Rumolino. Vamos a hacer algunos conciertos y talleres de canto y danza. También tengo un par de invitaciones para viajar a compartir nuestra cultura en otras de ciudades más. Hay algo que me dijeron allá que me sorprende enormemente y es que soy el primer bandoneonista (al menos milonguero) que va a tocar a La India. Me suena muy extraño pero desde ya que es un pequeño orgullo.
P.: ¿Cómo te llevas con Spotify como creador ?
P.G.: Es un mal necesario. Spotify tiene gran parte del monopolio de la difusión musical y hay pocos otros canales para subir música a internet. Antiguamente era muy difícil producir música que sonara bien y editarla. Con estas nuevas posibilidades mucha más gente tiene esa oportunidad pero eso hace también que muchas cosas muy buenas se pierdan en el océano de información. Además no toda la gente tiene un abono a Spotify así que no es libre y útil para todo el mundo. Sí está bueno tener un canal donde publicar el trabajo de una manera tan sencilla así que no me quejo, pero está bueno avisarle a la gente que las plataformas digitales pagan muy mal a los artistas.