River todavía no termina de engranar con respecto al funcionamiento ideal que pretende Marcelo Gallardo como equipo, pero compite y se ilusiona con llegar a la final de la Copa Libertadores. La serie con Atlético Mineiro que comenzará este martes será dura, difícil, no sólo por la instancia sino también porque el conjunto de Belo Horizonte mejoró bastante con respecto a lo que habían sido (incluso durante el mismo certamen) sus rendimientos ante San Lorenzo de Pipi Romagnoli. Lo que proyecta el Muñeco es mantenerse fuerte en el presente, en las cosas ya conseguidas, más allá de que siempre encuentre variantes ofensivas de desequilibrio.
El equipo de Gabriel Milito juega con línea de 3 (con el argentino Rodrigo Battaglia –volante central de nacimiento- como líbero), cinco volantes y dos delanteros, tiene una línea de mediocampistas flexibles pero sobre todo explota bastante las bandas. Y todos ofrecen una buena técnica para el control, los pases y los remates, lo que hará que el margen de error a la hora de marcarlos sea pequeño. Mineiro tiene juego interno, pero sobre todo también se hace peligroso con los centros.
El alfil zurdo pero que aparece más como una especie de extremo que de carrilero por la derecha es Scarpa, capaz de lanzar centros envenenados sobre el punto penal o rematar él directamente desde afuera del área. Hulk es la referencia más adelantada y se mantiene vigente, a los 38 años, como demostró en el último partido con el gol clave para la clasificación a la final de la Copa de Brasil ante Vasco da Gama.
Fausto Vera y Renzo Saravia no aparecen en la consideración inicial, pero pueden ingresar y le aportan soluciones como volante central y carrilero/lateral derecho, aunque también ha sido primer central. Deyverson, autor de los goles claves en los cuartos de final ante Fluminense, también estaría en el banco. Pero la fisonomía del conjunto de Gabriel Milito no se modifica, más allá de los nombres que lo integran, así se vio también en su Argentinos Juniors.
Por tratarse de un partido de 180 minutos, Gallardo hará una lectura diferente a un encuentro por la Liga Profesional, aunque podría planificar, desde la estrategia, una lectura similar a cuando jugó contra Boca en la Bombonera. Una variante es una línea de 3 (con González Pirez sumado a Pezzella y Paulo Díaz), el regreso de Bustos y Acuña en los laterales; Simón y Kranevitter en el doble 5 (lo que funciona, no se modifica) y arriba Colidio con Borja. El exBoca demostró una gran versatilidad para saber ubicarse donde la jugada lo necesite, tanto para atacar como para defender.
“Te voy a corregir: fue línea de 3. ¡Línea de 3! Porque si vos veías dónde estaban jugando los laterales nuestros, era línea de 3. Obviamente después retroceden para defender, pero tuvimos una clara propuesta. Por eso me permito corregirte nada más con esto”, había respondido un enérgico Gallardo en la conferencia de prensa posterior al triunfo de River ante Boca en la Bombonera por 1-0, por la Liga Profesional, cuando el periodista le consultó por la “línea de 5 defensores”.
Esto quiere decir que, en caso de que se confirme la línea de 3 centrales, la intención de River no será meterse atrás sino tener más altos a Bustos y Acuña para presionar y poder tapar los centros de Mineiro y, también, ellos lastimar con pelotazos cruzados a una defensa de Mineiro que puede ofrecer alguna grieta en ese recurso. Además, los actuales delanteros de River se mostraron más incisivos cuando les tocó definir un centro rasante o cruzado que resolviendo en el juego corto y ante espacios más reducidos.
Hace un mes, en la Bombonera, Gallardo había ubicado un 3-4-1-2 con algunos retoques, ya que cuidó a algunos futbolistas por la serie con Colo Colo: Armani; Gattoni, González Pirez y Paulo Díaz; Bustos, Simón, Fonseca y Enzo Díaz; Lanzini; Colidio y Bareiro. Pero después ingresó Pezzella por Gattoni y quedó compuesta la línea defensiva que podría repetir ahora, desde el inicio o como variable de ajuste durante el desarrollo.
La línea de 3 le daría más herramientas incluso para el juego aéreo, para las pelotas paradas, recurso que también River potenció en el último tiempo por la pegada de Acuña. Y muchas veces el razonamiento puede ser: Nacho Fernández podría ser (por experiencia, visión de juego y conocer el fútbol brasileño) el tercer volante interno. Y, si no se tiene un cuarto volante afianzado (Meza, Lanzini, Echeverri y Mastantuono aportan chispazos, pero ninguno logró consolidarse), mejor reforzar las bandas con los laterales. Una de las claves del partido va a estar ahí, en los duelos de los carrileros. La otra, en las transiciones rápidas que puede activar Simón. Hubo partidos donde a River le costó generar chances claras, pero las situaciones las suele generar y más cuando tiene espacios para hacerlo, como le sucederá en Belo Horizonte.
La presión en bloque o elaborada de manera individual para determinados momentos (como suele hacer River y así planificó el partido de la vuelta ante Talleres, por la Copa, en el Monumental, soltando a Kravenitter o Aliendro para llegar hasta el arquero Guido Herrera) puede generarle daño a un Mineiro que sufre de algunas desconcentraciones o grietas cuando intenta salir desde el fondo con el equipo desplegado.
River no va a jugar a empatar en Brasil, pero Gallardo cree que, en Núñez, aún con el conjunto brasileño ofreciéndole una resistencia mayor a la que le brindó Colo Colo, tendrá una ventaja mayor por el campo de juego y el apoyo de la gente, como sucede en cada presentación como local. Quizás el ritmo lo baje en el primer choque, como visitante puede que no se vea a un River frenético y totalmente volcado al ataque, pero estará agazapado, listo para aprovechar cada oportunidad que el destino le dé.
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