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Antonio Caló critica el «dedo de Cristina Kirchner», define la «traición» y habla de su inesperada faceta de promotor teatral

Uno de los ejemplos de la distancia con la cúpula del poder podría estar en el tercer piso de la sección capital de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM). Antonio Caló (77), que durante 18 años condujo a la UOM y tuvo un mandato como secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), evita la cabecera de la larga mesa de la sala en la que tiene fotos con el Papa Francisco, el expresidente de China, Hu Jintao, y el Rey Juan Carlos de España, entre otros. A horas del cierre de listas para las elecciones del Partido Justicialista (PJ), Caló pide internas abiertas, cuestiona el «dedo de Cristina Kirchner«, evoca a Barack Obama para defender las reelecciones indefinidas en los sindicatos y les recomienda una obra de teatro a sus compañeros de la CGT.

Criado en Villa Soldati, Caló está a un año de cumplir medio siglo como delegado de la fábrica Pirelli, en la que conoció a su mentor, el poderoso Lorenzo Miguel (1927-2002), de quien recuerda varios consejos. En marzo de 2022 sufrió una dura derrota en el secretariado general de la UOM. Abel Furlán, un dirigente cercano a Máximo Kirchner y al que él mismo había apadrinado, le ganó el gremio. Recuerda el duro momento en el que fue abucheado por el sector de Furlán en un acto de Cristina Kirchner: asegura que fue «armado».

Caló quedó en la seccional capital de la UOM, desde donde advierte que los obreros de su sindicato son pobres y que podría volver a competir por el gremio de los metalúrgicos. Hoy defiende los tiempos de la CGT para salir a la calle y recuerda las paritarias con Paolo Rocca, CEO del Grupo Techint.

A lo largo de la charla, en más de una oportunidad mencionó la obra de teatro «El debate», que se presenta en el auditorio «Augusto Timoteo Vandor» de la UOM CABA. Sobre el escenario, Fabián Vena y Gabriel Rovito interpretan el debate televisivo entre el ex líder de la CGT e integrante de la UOM, José Ignacio Rucci y el exdirigente de Luz y Fuerza, Agustín Tosco.

«Es una obra que deberían ver los dirigentes», señala. Y promociona: «Quedan las últimas funciones, no te la pierdas».

En marzo del año pasado el Papa Francisco recibió en una audiciencia privada en el Vaticano a Antonio Caló y a otros jefes sindicales. Foto: Victor SokolowiczEn marzo del año pasado el Papa Francisco recibió en una audiciencia privada en el Vaticano a Antonio Caló y a otros jefes sindicales. Foto: Victor Sokolowicz

-¿Tenés alguna postura sobre la interna del PJ?

-Creo que lo más justo que tiene que haber dentro del peronismo, y de cualquier otro partido, son internas por el voto directo de los afiliados que elijan quién quieren que los conduzca. Ya los peronistas estamos cansados de que esto sea a dedo. Eligen al presidente a dedo, a los gobernadores a dedo, a diputados a dedo… Vengo de la época en la que se elegía por voto directo a todo el mundo, era la época en la que la interna más grande que hubo en la Argentina fue Cafiero-Menem, y fue una interna brillante: toda la Republica Argentina votó quién iba a ser candidato a presidente. No es volver para atrás, quiero que más o menos se respeten esas cosas. No hay mejor forma que el candidato de cualquier lado, el delegado, el dirigente gremial, el concejal, sea elegido por el voto directo de la gente. Nadie se lo puede quitar, porque es un voto genuino y lo elige la gente. No es que está puesto este concejal, este diputado, que aquel va de gobernador… Si te elige la gente del barrio, te conoce. Vos tenés un currículum que es la gente, y no te lo saca nadie.

-Eso implica enfrentar al líder, a la persona más importante del partido, en este caso Cristina Kirchner.

-Todos son importantes, porque todos somos filiados. Si Cristina vota, va a tener un voto igual que yo. Con todo el respeto que me merece Cristina, y todos los que fueron presidentes, cuando vamos a interna somos todos peronistas y todos tenemos derecho a elegir. Cristina tiene derecho a ser la presidenta nuevamente, yo también tengo derecho a ser presidente si me elige la gente, eso es la democracia. Eso es lo que me enseñaron a mí de democracia.

-¿Dentro de esa de esa posible interna peronista hablás con Ricardo Quintela?

-Ahora estoy un poco apartado, pero yo también fui vicepresidente del Partido Justicialista ocho años con Kirchner, con Cristina. Siempre fue: ‘Va Caló porque es de la UOM’. Está bien, los congresales se eligen a dedo, yo soy Congresal Nacional pero tuve que ir a la lista y votó la gente. Cristina es la líder, nadie lo discute, la señora fue dos veces presidenta y la segunda vez sacó el 62%, 2 por ciento menos que Perón. Hablando mal: no es moco de pavo. La gente ahora a lo mejor busca otra cosa, una cosa fue 10 años atrás. El político o los gremialistas perduramos en el tiempo por lo que vamos haciendo, tenés que demostrar día a día, trabajar, mostrar qué ejecutás, conducir, gestionar, eso es nuestro día a día.

-Durante mucho tiempo en el peronismo se decía que hacer críticas en público era «hacerle el juego a la derecha» y al final ganó las elecciones un presidente de ultraderecha. ¿Hay que hacer críticas en público?

-Las críticas constructivas tienen que hacerse. En mi casa permito que me hagan críticas constructivas mis hijos; si no, sería una tiranía. Las críticas tienen existir siempre mientras sean constructivas. Si hay algo que no acepto son esas críticas que hablan pavadas, que tratan de ensuciar a la otra persona. Como dirigente gremial, si vienen y me dicen ‘Te equivocaste en esto’, yo la voy a tomar. Las críticas constructivas hay que tomarlas porque te enseñan, se aprende. A lo mejor lo que vos no ves como presidente o como dirigente gremial, viene uno que no es nada y te la hace ver. Yo lo he visto con mi propia experiencia.

En la gestión de Mauricio Macri, Antonio Caló se puso al frente de los reclamos de la UOM. Foto: Diego DíazEn la gestión de Mauricio Macri, Antonio Caló se puso al frente de los reclamos de la UOM. Foto: Diego Díaz

-Muchas veces esa persona que hace la crítica pública es tildada de traidor.

-No es traidor si es constructiva la crítica, se lo discuto a cualquiera. Traidor es cuando te clavan un puñal por la espalda, que no te avisan. Pero si yo digo que vos no me gustás, te lo estoy diciendo públicamente. Traidor es otra cosa. A los políticos si les decís las cosas en la cara no se tienen que enojar. Al contrario, vos estás ayudando a que sea mejor, a que piense lo que vos le decís. Algún día alguno va a decir: ‘Parece que este loco tiene razón’. Cuando hacés críticas que decís verdades, no le hacés el juego a la derecha, le hacés el juego a tu propio partido.

El mal momento del abucheo, los obreros pobres con Milei y la «teoría Obama»

La primera aparición pública de Cristina Fernández de Kirchner después del intento de asesinato del 1 de septiembre de 2022 en la puerta de su departamento de Recoleta fue en un acto de la UOM en Pilar. En el escenario estaban el intendente Federico Achaval y Abel Furlán, quien llevaba unos siete meses como Secretario General. Como un delegado más, Caló estuvo entre el público, aunque sentado en las filas de adelante. La por entonces vicepresidenta lo mencionó y fue abucheado por afiliados que respondían a Furlán.

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La expresidenta lo mencionó en un discurso, lo chiflaron y ella intento calmarlos.

-¿Lo más duro que viviste en 54 años dirigente gremial fue ese abucheo?

-Seeeh, noooo. Nunca me abuchearon así. Yo estaba tranquilo, me fui de ahí tranquilo, nunca me escondí, sigo siendo el mismo. Puede ser que no era justo, que lo habían preparado. Cuando vos te das cuenta que una cosa la prepararon, que no sale nato de los trabajadores… Si yo hago una asamblea de cinco mil tipos y ahí me abuchean, sí estoy de acuerdo. Pero cuando te abuchean porque te mandan gente a abuchear, yo nunca me sentí incómodo. Me sentí en ese momento, pero me quedé, no me fui, me quedé ahí en el acto, me quedé sentado, me fui tranquilo porque mi conciencia está tranquila.

-¿Le apuntás a La Cámpora por la elección pérdida?

-No me gusta tildar quién fue. Ojalá que siempre sean los trabajadores y si se metió otro para dar una mano y me ganó, algo habré hecho mal. Vamos a ver de mejorar lo que hice mal.

Antonio Caló en un acto en la Casa Rosada junto a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en febrero de 2015. Foto: Emmanuel FernándezAntonio Caló en un acto en la Casa Rosada junto a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en febrero de 2015. Foto: Emmanuel Fernández

-¿Pensás volver a presentarte como candidato a Secretario General de la UOM?

-Lo tendrán que decir los trabajadores. Y si los trabajadores me piden que yo sea nuevamente, voy a competir como todos.

-¿Cómo están los trabajadores de la UOM en el gobierno de Milei?

-La estamos pasando mal, tenemos los sueldos bajo la línea de pobreza. Hoy un metalúrgico, un oficial metalúrgico especializado, es pobre, está bajo la línea de pobreza. Perdimos un montón de puestos de trabajo. Esperemos que lo volvamos a recuperar. Cuando me hice cargo de la UOM en 2004 teníamos 60.000 trabajadores, veníamos de la época de De la Rúa. Tomé la UOM con un un concurso de acreedores de 200 millones de dólares. Lo tuvimos que pagar en 10 años y la UOM se quedó sin patrimonio. Sin embargo, en 18 años recuperamos todo el patrimonio, y lo digo con orgullo, en la caja de la UOM quedaron 20 millones de dólares.

-¿Cómo calificás los primeros 10 meses del Gobierno de Javier Milei?

-Soy respetuoso de la democracia, a Milei lo votó la gente. Se está equivocando, yo no comparto nada de lo que hace, pero la gente lo votó y hay que respetar el voto de la gente. Dijo que iba a combatir a la casta, pero a lo único que combate es a los jubilados, a los trabajadores, a los estudiantes. Los de la casta, como dice él, cobran $7 millones por mes en el Congreso, se lo deben merecer porque trabajan 24 horas por día, algunos. Hizo una campaña contra la casta y se tira contra los pobres. Si para él la casta son los pobres porque tiene otra formación social, lo hubiese dicho de entrada.

-¿Qué opinás de la reforma laboral que impulsa el Gobierno?

-Siempre hablan de reforma laboral pero nunca se discutió arriba de la mesa entre trabajadores y empresarios. La otra reforma laboral es la de poner el límite al dirigente gremial. Soy delegado en la misma fábrica, que es famosa, llevo 50 años. Si la gente me elige, por algo debe ser, no es porque soy lindo, algo habré dejado ahí adentro. Cuando estaba de delegado interno llegamos a un acuerdo con el empresario italiano de aquel tiempo y el hombre que se retira recibe el 80% de indemnización. ¿Qué fábrica lo tiene? Entonces la gente lo reconoce.

Antonio Caló, como jefe de la CGT con Cristina Kirchner. Foto: María Eugenia CeruttiAntonio Caló, como jefe de la CGT con Cristina Kirchner. Foto: María Eugenia Cerutti

-Se vuelven a discutir las reelecciones indefinidas en los sindicatos. Estuviste 18 años al frente del gremio. ¿Se tiene que poner un límite?

-Los buenos dirigentes gremiales ganan con el voto a la gente. Los delegados van con el voto de la gente, al menos en la UOM. Si la gente te rechaza, vos podés ser el mejor delegado en la fábrica y la gente no te vota. ¿Por qué Estados Unidos se tiene que privar de (Barack) Obama? Para mí, desde que tengo uso de razón, después de (John Fitzgerald) Kennedy, Obama fue el mejor presidente que yo conocí de Norteamérica y no puede volver a ser nunca más. Eso es quitarles un derecho a la gente y a él mismo, que se preparó para ser presidente 10, 20 años. Porque si tiene capacidad puede dirigir 20 años, y a los 8 años se tiene que ir a la casa. Yo estoy de acuerdo en que tiene que haber democracia en el partido, en el gremio, de delegado. Yo te pongo mi gremio, vamos a hacer una elección en una fábrica y hay 10 delegados. El que se presenta nuevo tiene un 30% de los votos por ser nuevo, de entrada. Después le ganan los otros, pero ya suma eso por ser nuevo.

Las paritarias con Paolo Rocca y la faceta teatral

-¿Por qué perdió el gobierno de Alberto Fernández?

-Estaba muy convencido de que el peronismo iba a volver a ganar. Massa estuvo a tres puntos de ser Presidente en primera vuelta. Estábamos ahí en el búnker, mirábamos la pizarra y no llegamos. Después, algo pasó, después del debate algo pasó. En el mundo no hubo ninguna elección a presidente en balotaje donde el que gana lo hace por el 10% de los votos, algo pasó. En esos 30 días la gente pensó otras cosas. Lo que me extrañó, y lo digo siempre públicamente, es la diferencia de votos. Ganó por el 10%, si yo fuese candidato a Presidente y le saco el 10% de ventaja al segundo, también sacaría pecho. Si sacas 1,5%, tenés que negociar con el rival.

-¿La CGT tendría que salir más a la calle?

-La CGT tiene sus tiempos y sus momentos para salir a la calle. No puede salir siempre a la calle, tiene que buscar el momento y cuando hay que salir, tiene que salir. La CGT es una institución que tiene que velar por todos, salir a la calle por salir a la calle solo no ganás nada. Tenes que salir a la calle con un objetivo. Alfonsín, por menos que esto, tuvo 20 paros. Era otro momento, otra época. Hoy los chicos jóvenes están con el celular y el dirigente gremial tiene que estar preparado, al menos tener intuición.

«El debate», la obra de teatro sobre la discusión entre José Ignacio Rucci y Agustín Tosco en el auditorio de la UOM CABA.

-¿Es difícil negociar paritaria con empresarios del sector metalúrgico como Paolo Rocca?

-Lorenzo (Miguel) decía: ‘No hay duro que no se ablande’ (risas). Es cuestión de conversar. Todo es difícil. Para el dirigente gremial es difícil, para ellos también cuando encuentran un buen dirigente gremial que se te para y le dice ‘Pedimos 20%’, pero eso se lo documentás diciendo el detalle de todo lo que aumentó para pedir esa suba. Ahora, en este momento, estamos abajo de la línea de pobreza y la gente antes gastaba en transporte el 10% del sueldo y ahora el 30%, ¿cómo justificamos eso?

-¿Le recomendarías a los dirigentes de la CGT venir a ver la obra de teatro?

-Voy a hablar con (Héctor) Daer porque creo que es una obra para verla, quedan pocas funciones. La obra está buenísima, a mí me gustó mucho, está bien armada, bien instruida. La gente aplaude, y no es gente de Rucci. Vienen de todos lados y todos aplauden porque los artistas son muy buenos. Voy a tratar de invitar para la semana que viene a la CGT. Capaz que un día llevan la obra a la CGT.

-¿Qué te dejó Lorenzo Miguel?

-Lorenzo Miguel fue un gran dirigente gremial, mi maestro, todo lo que aprendí lo aprendí de él. Me adoptó como hijo gremial y político. Iba a la casa, cuando estaba preso lo íbamos a ver una vez por semana. Su hija vive en el mismo edificio que yo y la señora al lado, nos cruzamos y seguimos hablando. Me enseñó muchas cosas que pongo en práctica. Siempre me decía: ‘Vení pibe, te voy a dar un consejo, en política dos más dos no es cuatro, es el arte de lo posible, así que no te equivoques’. Y tenía razón.

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