Victoria Villarruel sigue subida a su campañap olítica y, en ese rumbo, no duda en recurrir a un discurso de tono peronista para captar a ese electorado tradicional que quedó en medio de los tironeos kirchneristas que mantienen Cristina Kirchner y Axel Kicillof de cara al próximo año electoral.
«Hay mucha cercanía entre Victoria y el peronismo», aseguró una personalidad que tiene contacto diario con la vicepresidenta. «Es nacionalista, conservadora, católica y tiene mucha afinidad con el otro», completó la radiografía de Villarruel, que esta semana sorprendió al mostrarse en una audiencia con María Estela Martínez de Perón, que tuvo en Madrid durante la reciente gira que hizo por Europa y que incluyó también una audiencia con el Papa Francisco, también con raíces peronistas.
Está claro que la presidenta del Senado se lanzó a la caza del voto peronista, pero no de aquellos que están emparentados con el mundo kirchnerista. «No es una mujer que le cause urticarias el peronismo», avisó otra fuente cercana a la vicepresidenta que busca protegerla ante la insistencia de este cronista para que responda sobre la posibilidad de un armado más orgánico que incluya a gobernadores e intendentes.
Pero lo cierto es que el acercamiento de la vice de Javier Milei al peronismo a partir de la reivindicación de la viuda de Perón ya generó al menos algunas inquietudes en el Gobierno. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, fue una de las primeras personalidades del gabinete que salió a cruzar a Villarruel, mientras que el ala menemista optó por remarcar que «son cuestiones políticas de la vicepresidenta».
Desde el Senado trataron de bajar la espuma generada por los movimientos de la titular de la cámara y su círculo más cercano repitió como un mantra que «Victoria es una persona de una gran lealtad». Todo esto en el marco de una semana marcada por el Día de Lealtad. «No va a hacer nada que perjudique al Gobierno. Todos los votos que puedan ayudar a Javier Milei son bien recibidos«, agregó una fuente legislativa del oficialismo.
Es innegable que la vicepresidenta trabaja en el armado de un proyecto político y promete recorrer dos veces el país durante su mandato. En estos diez meses de gestión buscó afianzar su relación con los gobernadores peronistas como Gustavo Sáenz (Salta), Osvaldo Jaldo (Tucumán) y Raúl Jalil (Catamarca), con quienes ya compartió distintos actos. A ellos se agregan también Hugo Passalacqua (Misiones) y Carlos Sadir (Jujuy).
En Salta estuvo al menos en dos oportunidades, una por el aniversario de la Batalla de Salta y la segunda fue durante el homenaje al General Martín Miguel de Güemes, cuando diez diputados nacionales de La Libertad Avanza se retiraron ante los reclamos de Sáenz por la falta de obras públicas y la vicepresidenta se quedó durante toda la ceremonia.
Villarruel también mostró afinidad con Jalil, con quien se reunió durante la conmemoración de la Virgen del Valle y la Fiesta del Poncho. El gobernador de Catamarca pasó a ser clave al aportar sus diputados y senadores para la aprobación de propuestas medulares del Gobierno libertario.
También estuvo en San Luis, donde se reunió con el gobernador Claudio Poggi, quien llegó al poder de la mano de los hermanos Rodríguez Saá. Incluso hay una foto de la vicepresidenta junto al ex senador Adolfo Rodríguez Saá, quien la invitó a cenar en su casa durante la visita que hizo a la provincia.
La cercanía de la vicepresidenta con el peronismo tradicional también quedó reflejada en la designación de Claudia Rucci al frente del Observatorio de Derechos Humanos y su reclamo para que haya justicia por la muerte de José Ignacio Rucci, padre de la funcionaria. Cuentan que durante una misa que se hizo el año pasado en memoria del dirigente sindical compartieron el evento Villarruel y Pablo Moyano, aunque no hay registro de que haya existido algún intercambio.
En esta misión por cautivar al peronismo, Villarruel consiguió que el senador José Mayans, jefe del bloque peronista, la invitara a «profundizar la amistad» en medio de una sesión. Pero también fue convocada a ser parte del movimiento por Guillermo Moreno y Sergio Berni, quienes suelen presentarse como auditores del peronómetro.
Sin embargo, uno de los hechos políticos que mostró su cercanía al peronismo se dio durante los festejos por el Día del Trabajador cuando compartió un acto en el sindicato de los gastronómicos junto a Dante Camaño y dirigentes sindicales opositores a la conducción de la CGT. El dato de aquel encuentro fue que en su mensaje coló conceptos de Perón. «Nos pusieron de rodillas en nuestra propia tierra, bajo las migajas de los subsidios y de un mal llamado asistencialismo. Dejamos de hablar de trabajo como el principal ordenador social de la comunidad organizada», apuntó haciendo alegoría a uno de los libros del ex mandatario.