En una jornada con cafés de por medio, charlas por teléfono y discusiones que levantaron tensión, finalmente el acuerdo está más cerca y Mauricio Macri se encamina para ser el nuevo presidente del PRO. El ex jefe de Estado asumirá al frente del Consejo, Patricia Bullrich quedaría como titular de la Asamblea y la novedad pasa por los tres gobernadores del partido, que se quedarían con la representación de cada una de sus provincias.
«Fifty/Fifty», fue cómo definió un integrante de la mesa chica de dirigentes del PRO el arreglo que se estaría por cerrar entre Macri y Bullrich, que durante un tramo de la mañana, a través de sus representantes, había amenazado con presentar una lista propia que desafiara la conducción del ex presidente de la Nación. Tras varias charlas, el okey estaría para que se repartan los principales cargos entre dirigentes que responden a ambos.
La otra confirmación es que a partir del nuevo período, los gobernadores propios tendrán mayor peso en las decisiones. Rogelio Frigerio será el presidente del PRO entrerriano, Ignacio Torres del de Chubut y Jorge Macri del porteño. El denomiando ala más dialoguista, de Horacio Rodríguez Larreta, por ejemplo, sigue perteneciendo al PRO, pero no apoyará la lista de consenso que se definirá en estas horas.
Si bien todavía restan negociar cuestiones puntuales, en general habría coincidencia de los sectores del PRO en que sea Macri quien conduzca el Consejo, Bullrich la Asamblea y que los vicepresidentes de ambos cuerpos estén invertidos, es decir, un macrista a la Asamblea y un patricio al Consejo. Otro ejemplo del acuerdo para que haya paridad es que en varias de las provincias de mayor número de padrón, como Córdoba, Santa Fe y Mendoza, habrá mitad de representantes por cada espacio.
Si bien existió cierta tensión por la mañana, se habría desactivado después de diálogos cruzados entre interlocutores comunes de los dos dirigentes centrales que hoy tiene el PRO. Aun en medio de la gestión en el Ministerio de Seguridad, Bullrich sigue atenta lo que sucede con las definiciones del partido que presidió hasta hoy. Y en ese contexto quiso ubicar a un delfín suyo, el diputado nacional Damián Arabia, como uno de los nuevos integrantes del Consejo.
Ese intento habría encontrado cierta resistencia en el macrismo que identifica a Fernando de Andreis y Humberto Schiavoni como referentes, pero finalmente se habría llegado a un equilbrio. Desde el ala patricia dicen que «Macri nunca iba a permitir que alguien le compita en una interna, a riesgo de que la perdiera» y consideran que «sería una locura eso», casi como que Cristina Kirchner lo hiciera dentro del PJ.
En el sector de Mauricio Macri, en tanto, los consensos ya los habían fijado de antes. El ex presidente se había ganado el apoyo de los gobernadores, central para su postulación, y también de referentes de cada provincia, en un encuentro que había tenido en Rosario hace dos semanas, cuando 18 dirigentes distritales se sacaron una foto con él en señal de respaldo. Bullrich, en cambio, tuve cruces públicos con Torres, por ejemplo, cuando el gobernador planteó cerrar la distribución de gas a todo el país en represalia a la decisión de Milei de retenerle $ 13.500 millones en coparticipación. La semana pasada, el miércoles 14 en un encuentro que tuvieron a solas en Seguridad, Bullrich y Torres habrían hecho las paces.
La relación entre Macri y Bullrich está desgastada desde hace meses, especialmente después de la campaña presidencial. La dirigente cree que el ex presidente no la respaldó en las elecciones generales, que terminaron derivando en el balotaje entre Javier Milei y Sergio Massa.
Ambos fueron, no obstante, quienes promovieron el encuentro con el líder de la Libertad Avanza, en la casa de Macri en Acassuso, al que asistieron Karina y Javier Milei, además de otros dirigentes del PRO, como Diego Santilli y Cristian Ritondo. Allí se acordó apoyar la candidatura de Milei, pero no se habló de cargos.
Ya con Bullrich como ministra del gabinete mileísta, el vínculo entre el jefe de Estado y el ex presidente se mantuvo, con intercambios constantes y la siempre latente posibilidad de trabajar en conjunto. Macri apoya las ideas de Milei, celebra una serie de decisiones en materia económica que tomó, pero está en contra de una fusión de partidos, idea que promovió la titular de Seguridad.
«Acá lo que se discute, más allá de los cargos, es una cuestión identitaria: qué somos, dónde estamos parados y quiénes somos los que queremos que le vaya bien al Gobierno», dice un aliado a Bullrich que se jacta de ser parte de un sector que no le pone trabas al gobierno de Milei en el Congreso. «Otros, cercanos a Mauricio, no pueden decir lo mismo, y por eso plantean la idea de que el PRO no debe cogobernar», dice.