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Para Adorni, la culpa de la invasión de mosquitos es «del gobierno anterior»

Nubes oscuras en el aire, paredes blancas llenas de puntos negros, parques asediados. Las postales de la invasión de mosquitos se mantuvieron durante toda la jornada del martes en distintos puntos del territorio del AMBA y se estima que seguirán durante al menos una semana, descendiendo con el correr de los días. Desde Ciudad, Provincia y los municipios informaron que continúan con los operativos de desinsectación mientras que el gobierno nacional, a través de su vocero Manuel Adorni, culpó al gobierno anterior por la situación

«Nos gustaría hacer una aclaración: no queremos que se pierda de vista que gran parte de este problema se da por la responsabilidad que se tuvo en el fracaso en las políticas de prevención que se han hecho durante el año pasado. Esta tarea de prevención y de difusión de lo que es el dengue y cómo prevenirse no estuvieron bien implementadas», sostuvo el vocero en su conferencia de prensa habitual de las mañanas. En la primera expresión oficial del gobierno de Javier Milei sobre la invasión de mosquitos, el vocero eligió así cargar las tintas sobre la gestión anterior. 

«Los mosquitos tienen un ciclo y las acciones para evitar los criaderos deben hacerse con anterioridad al problema que estamos transitando», agregó Adorni, aunque aclaró que el gobierno, a través del Ministerio de Salud, «está en permanente coordinación con las provincias, especialmente con aquellas que están más afectadas por el dengue». 

La invasión de mosquitos que comenzó este lunes en el AMBA no está protagonizada, sin embargo, por los vectores del dengue. Se trata en este caso de la especie Aedes Albifasciatus, conocidos como «mosquitos de inundación», que sí pueden contagiar la encefalitis equina. «Se trata de un pico de abundancia tras una temporada lluviosa, un fenómeno que afecta sobre todo a la región pampeana donde se forman grandes charcos», indicó Maximiliano Garzón, investigador del Grupo Estudio de Mosquitos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEN) de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Según explicó el científico, tras las abundantes lluvias las zonas anegadas se tornan el ámbito propicio para la eclosión simultánea de los huevos del «mosquito de inundación» que se acumulan en estos lugares. Su desarrollo, que depende de la temperatura de los charcos, puede extenderse entre siete y ocho días posteriores a las precipitaciones, que redunda en la presencia masiva de esta especie de mosquito silvestre.

La mayoría de los especialistas coinciden en que el «pico de abundancia» seguirá por algunos días y comenzará a descender a partir de una semana desde el inicio de la invasión, a medida que los insectos comiencen a morir naturalmente. Garzón aclaró en este sentido que esa reducción también «depende de si vuelve a llover y si se crían más mosquitos en los charcos de parques y plazas».

Mientras tanto, las distintas jurisdicciones atacadas por la invasión informaron este martes las diversas medidas que continúan tomando para intentar repeler el asedio de los insectos. En La Plata, una de las ciudades más afectadas por los mosquitos, se continuó con los operativos de fumigación por barrios, y este martes le tocó a Villa Elvira, Arana y San Carlos. El lunes había sido el turno del centro de la ciudad, City Bell, Los Hornos, Gonnet y Ringuelet. Desde el municipio también informaron que repartirán dos mil repelentes para vecinos y vecinas. El Gran Buenos Aires, en tanto, indicó que se reforzaron los operativos de desinsectación en espacios verdes, que ya superaron los 3500 desde diciembre. 

A esta altura de los acontecimientos, especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y del Conicet evaluaron los beneficios de producir especies nativas de peces y camarones para reducir la presencia de mosquitos transmisores de enfermedades. Con el objetivo de reducir la presencia de mosquitos que transmiten malaria, dengue, chikungunya, fiebre amarilla y zika, entre otros, los especialistas evaluaron producir peces y camarones en cuerpos de agua artificiales urbanos y periurbanos.

Estos animales marinos son «enemigos naturales de larvas y pupas de mosquitos» y «son un método efectivo de control biológico que permite reducir la presencia de mosquitos transmisores de enfermedades», precisó el INTA en un comunicado. En ese sentido, la especie Australoheros facetus, conocida como «chanchita», castañeta, cará o chata, es un pez que habita en la Cuenca del Plata y es «capaz de consumir más de 500 larvas de mosquito en menos de un día», detalló Ariel Belavi, Coordinador Nacional Acuicultura en ese organismo. Y agregó que «esto los hace ser un efectivo enemigo natural de los mosquitos y un excelente controlador biológico».

Las propuestas bioecológicas son una salida factible. Pero en el corto plazo, algunas de las medidas clave para evitar la picadura de mosquitos son colocar telas mosquiteras en puertas y ventanas de recintos de animales y en las viviendas, utilizar ropa clara, utilizar espirales en el exterior y pastillas o aerosoles en el interior de las edificaciones, eliminar los potenciales criaderos de mosquitos (por eso se recomienda desechar objetos que puedan acumular agua de lluvia o renovar el agua de bebederos de animales y floreros al menos cada tres días) y aplicarse periódicamente repelentes de insectos con el ingrediente activo DEET mientras se realizan tareas en el exterior o dentro de establecimientos donde se hayan detectado animales enfermos o muertos, como también pueden utilizarse repelentes que contengan IR3535 o icaridina.

A su vez, el uso de repelentes con citronella como principio activo tienen un efecto menor que los que contienen DEET, mientras que otros herbales como tinturas de clavo de olor, palo amargo o repelentes ultrasónicos no son efectivos contra la picadura de mosquitos.

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