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lunes, 1 septiembre, 2025
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La tapa de NOTICIAS: Spagnuolo confidencial

El Gobierno se resignó a cortar comunicación con Diego Spagnuolo en las últimas horas del miércoles 20. Para aquel momento, el escándalo que había desatado la filtración de unos audios donde él denunciaba un sistema de corrupción en el área de Discapacidad que salpicaba a Karina Milei ya era una noticia nacional. Los últimos intentos de la cúpula del Ejecutivo fueron en vano: en mensajes que la Justicia va a encontrar en el teléfono del otrora abogado del Presidente distintos popes del oficialismo lo intimaron a aceptar la culpa de la situación, a presentar todo como el error de una imaginación febril, a pedir perdón por afectar la reputación de los funcionarios a los que habría mancillado sin sentido y a entregar su renuncia.

Para aquellas horas Spagnuolo estaba exactamente igual al estado en que se encontraba cuando cerró esta edición: en shock, pero con algunos momentos breves de lucidez, raptos de conciencia donde intenta activar todo lo que aprendió luego de recibirse en la facultad de Derecho de la UBA. Es que “el infierno” que está viviendo, según les dice a los pocos con los que sigue hablando, no arrancó hace una semana, aunque ahí fue cuando él se empezó a quemar. Desde hace un año viene pensando de qué manera darle un final a su experiencia en la función pública, sin que eso implique terminar en la cárcel. Todo ese tiempo ese fue su gran temor, aunque ahora se puso peor. Mucho peor.

Hoy, recluido en su casa en Pilar, con la única compañía de su hermano, un abogado penalista, directamente teme por su vida. Sin embargo, consciente de que cualquier movimiento que haga va a tener en el futuro inmediato una repercusión judicial, se negó a aceptar lo que le pedían del oficialismo. No quiso presentar su renuncia y el Gobierno lo terminó expulsando, el inicio de una política defensiva que iba a terminar con el propio Javier Milei acusándolo de “mentiroso”.
Una semana después, Spagnuolo seguía pensando lo mismo: que él no tiene nada que ocultar y que los culpables son otros. A los tumbos se encontró en el medio de su peor pesadilla.

Génesis

¿Dónde arranca esta historia? Si hubiera que precisar un momento bien podría ser el domingo 4 de noviembre del 2018. Aquel día Spagnuolo, entonces un virulento tuitero que se ganaba la vida trabajando como abogado laboralista, abrió las puertas de su departamento en Bartolomé Mitre y Medrano. Más precisamente, las del sum del edificio. En aquel quincho se celebró la primera “Espert fest”. Ese fue el primer encuentro de liberales y tuiteros, entre los que estaban el ahora primer candidato del oficialismo en Buenos Aires; el director de Comunicación Juan Pablo Carreira; Lucas Luna, otro joven del riñón de Santiago Caputo y economistas como Miguel Boggiano, Ivan Carrino y Fausto Spotorno. Muchos se conocieron en aquella choripaneada, donde Spagnulo se mostró ante este mundo por primera vez. Sin embargo, con Espert ya arrastraba un gran vínculo desde antes, al punto que Spagnuolo le prestó su hogar para que celebrara una fiesta. Milei, en cambio, aquella jornada no quiso ir: en aquel momento tenía una pésima relación con el economista calvo.

Para cuando el libertario llegó a la Presidencia algunas cosas habían cambiado. Spagnuolo se había alejado de Espert, dicen los que conocen ese mundo, porque el economista empezó a tener ciertos celos por la relación cercana que el abogado había construido con su esposa. Los que han tratado al diputado nacional lo caracterizan como alguien con ciertas inseguridades en ese plano. Al que sí se había acercado Spagnuolo, en cambio, era al futuro mandatario.

Aunque se habían conocido primero por Twitter, trabaron relación durante la campaña de 2020-2021, meses en los cuales Espert y Milei hicieron campaña juntos bajo la ficción de que eran grandes amigos. El abogado, de hecho, asesoró ad honorem a Milei en los juicios que le hizo en 2021 a distintos periodistas, que lo habían relacionado al nazismo. Para cuando llegó al sillón de Rivadavia, Spagnuolo fue al único al que el mandatario se encargó personalmente de pedirle un lugar en el Estado. Aunque no tenía ninguna experiencia en el área, se convirtió en el titular de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis). Y acá comenzó la otra historia, la que hoy tiene en jaque al Gobierno nacional.

Crisis

Los que trataron a Spagnuolo lo definen como un hombre de perfil bajo, y algo solitario. Vive con sus dos gatos, no tiene pareja estable ni hijos. Su madre quedó en su Bahía Blanca natal. ¿Será por eso que habrá trabado tanta relación con Milei? ¿Dos hombres con una vida social acotada que se terminaron haciendo amigos? Hay algo que está claro: tiene 38 ingresos a la Quinta de Olivos según los últimos datos disponibles, lo que lo deja en el cuarto lugar del ranking de visitas al mandatario. La relación es estrechísima.

De hecho fue en una de esas visitas donde le advirtió a Milei lo que estaba sucediendo en su área. Ahí le contó que “Lule” Menem y su hermana, Karina Milei, se estaban quedando un retorno de hasta 800 mil dólares por mes gracias a sobreprecios en la contratación de la droguería Suizo Argentina. Antes se lo había dicho a Sandra Pettovello, con la que tenía un buen vínculo. Estas últimas dos afirmaciones se desprenden de los audios que revelaron los periodistas Mauro Federico e Ivy Cángaro. Según aquellos que mantienen diálogo con Spagnuolo, le había expuesto lo mismo a otros popes de LLA como, por ejemplo, Victoria Villarruel. Cerca de la vicepresidenta confirman esta versión. En cambio, en el entorno de la ministra de Capital Humano niegan haber estado al tanto. ¿La conversación con Milei será real? ¿El Presidente, que ahora dice que su otrora amigo es un mentiroso, estará mintiendo?

Hay algunos indicios que indican que el temor que tenía Spagnuolo a ir preso, y la necesidad que sentía de contar todo, existía desde hace tiempo. Uno es la entrevista con Fantino, de julio 2024, donde el entretenedor da a entender que sabía de la tirria del abogado con “Lule” Menem. El animador preferido de Milei luego lo confirmó en el streaming Carnaval: contó que su amigo y socio de Neura, Andrés Rodríguez -que conocía a Spagnuolo de la abogacía-, le dijo antes de que arranque la nota que le pregunte al abogado por los Menem. El otro indicio es la confirmación del entorno de Villarruel, aunque no habría que descartar que esta declaración esté empujada por la propia interna. Por último, una fuente del mundo liberal, que tuvo un breve paso por este Gobierno y mantiene cercanía con el ex titular de Andis, también contó a este medio la existencia de este tipo de comentarios.

Hay una historia para apoyar la tesis Spagnuolo: Augusto Grinner, un influencer que fue uno de los fundadores de LLA, publicó chats con Milei de fines de 2022 donde le advertía que a empresarios a los que quería presentarle le estaban pidiendo dinero en nombre de Karina. En aquella conversación, el libertario le contestó que eran sólo “chusmeríos”. ¿Es el economista incapaz de ver algún error en su hermana?

Escándalo

Los que tratan a Spagnuolo le ponen una fecha al comienzo de sus peores pesadillas: agosto de 2024. En aquel momento el periodista Tomás Méndez reveló en su programa, en Canal 9, el mismo sistema de corrupción en la Andis que, un año después, Spagnuolo contaría en los audios. El 27 de ese mes un abogado, de nombre Alejandro Díaz Pascual de la asociación civil “Arco social”, transformaría la revelación periodística en una denuncia judicial por “administración fraudulenta, negocios incompatibles con el ejercicio de funciones públicas, cohecho y tráfico de influencias”. En mayo de este año la Justicia desestimó esa denuncia.

Esta causa hoy tiene un lugar clave. El primero son las especulaciones que se tejen alrededor de ella ya que la asociación civil ni siquiera tiene página web o una red social. El abogado Gregorio Dalbón, que luego de la aparición de los audios presentó la denuncia que llevó al juez Sebastián Casanello a dictar las primeras medidas como allanamientos a las residencias de Spagnulo y la familia Kovalivker, dueña de la droguería Suizo Argentina, intentó en vano contactar a Díaz Pascual o algún otro miembro de esa ONG. Jamás encontró respuesta. De hecho, las únicas actividades visibles que tiene “Arco social” son denuncias a Luis Caputo y a Sandra Pettovello.

No sólo eso: el fiscal Carlos Rívolo archivó la causa sin ni siquiera llamar a Tomás Méndez como testigo, sobre cuyo trabajo se basaba toda la denuncia. Algunos en el círculo rojo están convencidos que detrás de esta causa estaba el mismo Spagnuolo, o alguien de su círculo. Según esta tesis, él habría promovido esta denuncia como una maniobra para protegerse las espaldas ante la posiblidad de que el tema en algún momento estallara. Es que, aún si hubiera querido, el entonces funcionario no podría haber denunciado ante la Justicia lo que contaba en los audios al estar imputado en la causa de “Arco social” por ese mismo delito. 

En esa línea hay quienes imaginan que al menos parte de los audios filtrados -que por el sonido evidencian haber sido tomados en distintos lugares y circunstancias- podrían haber sido grabados por el mismo Spagnuolo. Por ahora son sólo versiones. Hay al menos dos cosas ciertas: una es que Spagnuolo va a utilizar, como argumento de defensa, el hecho de que ya había sido denunciado y que eso le impedía denunciar; la otra es que fue en esa fecha en la que Spagnuolo comenzó a contar sus temores ante quien lo quisiera oír, incluyendo el momento donde sucedieron las grabaciones.

Ahora, recluido en Pilar, el ex funcionario de la Andis procura mantener un silencio estricto, a la espera de que se terminen de filtrar nuevos audios o de que le llegue una imputación formal por parte de la Justicia. De hecho, ni siquiera está siguiendo los noticieros o las redes sociales, como una manera de aislarse del escándalo. Por ahora vive en un mundo de paronoias. Teme que lo estén espiando. También teme por su vida porque especula que el peor de los escenarios le convendría tanto al Gobierno como a la oposición: a unos por lo que dejaría, eventualmente, de contar ante la Justicia, y a otros porque sólo haría crecer el escándalo. 

Spagnuolo se sorprendió de que los únicos que intentaron contactarlo, en nombre del oficialismo, fueron el abogado Santiago Viola y Jorge Anzorreguy, el hijo del ex líder la SIDE menemista. Esperaba algún contacto más político, alguien que, para decirlo en criollo, pudiera negociar con él alguna especie de salida pacífica. La presencia de estos abogados -el segundo, contactado por esta revista, niega esta versión- lo inquietó.

El ex titular de la Andis espera, al cierre de esta edición, que la Justicia avance sobre él. Ya le incautaron su celular y lo lograron abrir. Ahí se habrían detecado mensajes borrados. Todos los que lo conocieron no imaginan que sea un hombre preparado para pasar una larga temporada en la cárcel. “Es sólo un abogado laborista”, dicen para definirlo. Ese es, hoy, uno de sus problemas: a diferencia de otros escándalos políticos sucedidos en la historia argentina, Spagnuolo es alguien que llegó a la política sin experiencia previa ni una agenda nutrida de contactos en el círculo rojo.

Tampoco, en el transcurso de este Gobierno, se embanderó detrás de ninguno de los dos bandos de la interna. “El problema de Diego es que no tiene ninguna red. Está totalmente solo”, cuenta uno de sus amigos. Sin embargo, este hombre solo, un abogado del montón, hoy tiene contra las cuerdas al Gobierno nacional. Y todo parecería indicar que esta novela recién empieza.

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