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miércoles, 6 agosto, 2025
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La historia de Diego, el joven enterrado en la excasa de Gustavo Cerati

Los restos óseos encontrados el 20 de mayo en una casa del barrio porteño de Coghlan, que alguna vez habitó Gustavo Cerati, fueron finalmente identificados. Pertenecen a Diego, un adolescente de 16 años que había desaparecido el 26 de julio de 1984. La confirmación llegó tras estudios del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y un cotejo de ADN con su madre, que nunca dejó de buscarlo.

El hallazgo ocurrió de forma casual, cuando una medianera colapsó durante una obra en una propiedad ubicada sobre avenida Congreso al 3700. Los trabajadores descubrieron una fosa de apenas 60 centímetros de profundidad, que contenía 150 fragmentos óseos humanos y una serie de objetos personales que ahora permiten reconstruir parte de su historia.

Con heridas y un reloj Casio: los datos del cadáver hallado en la casa de Coghlan donde vivió Gustavo Cerati

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Así fue el último día del joven hallado en la casa de Gustavo Cerati

El 26 de julio de 1984, Diego volvió del colegio al mediodía. Almorzó con su madre, pidió unas monedas para el colectivo y dijo que iba a visitar a un amigo. Nunca regresó. La última vez que lo vieron fue esa tarde, en la esquina de Naón y Monroe, en el barrio de Belgrano, cerca de su casa.

Tenía 16 años, estudiaba en la Escuela Nacional de Educación Técnica (ENET) N.º 36 y jugaba al fútbol en Excursionistas. Entrenaba casi todos los días. Aquel jueves no llevaba bolso deportivo, solo su uniforme escolar.

Objetos encontrados junto al cadáver en la casa en la que vivió de Gustavo Cerati

Esa misma noche, sus padres intentaron hacer la denuncia en la comisaría 39, pero los agentes minimizaron la situación: “Se fue con una mina, ya va a volver”. La denuncia fue caratulada como “fuga de hogar” sin investigación posterior.

Identificaron al joven enterrado en la casa donde vivió Gustavo Cerati

Dos años después, en mayo de 1986, el caso tuvo una pequeña visibilidad cuando el diario Crónica publicó una entrevista con el padre de Diego, Juan Benigno. Allí, el hombre denunciaba el desinterés policial: “¿Qué quiere que investiguen si ya dan por sentado que él se fue, y no que me lo robaron?”, reclamaba.

Durante décadas, la familia conservó intacto su cuarto. El padre murió en un accidente de tránsito, sin respuestas. Fue un sobrino -hijo de la hermana de Diego- quien reconoció patrones familiares en las noticias recientes con su tío desaparecido: edad, ropa, un reloj Casio, una llave, y no se equivocó.

¿Quién mató al joven hallado en la casa de Cerati? El músico nunca supo lo que escondía su jardín

El cuerpo fue encontrado bajo una medianera, en una fosa poco profunda. Junto a los huesos había una suela número 41, un llavero naranja con una llave, un reloj Casio con calculadora fabricado en Japón en 1982, un corbatín escolar y una moneda de cinco yenes. Todos objetos propios de la época, y algunos usados como amuletos por adolescentes.

El EAAF determinó que el joven recibió una puñalada mortal en la cuarta costilla derecha. También encontraron marcas de cortes en piernas y brazos, indicios de un intento fallido de desmembramiento. La escena sugiere un entierro apurado, posiblemente nocturno, con poco cuidado y sin ocultar los objetos personales, que décadas más tarde fueron clave para su identificación.

Cartel que los padres de Diego, el joven hallado muerto en la casa donde vivió Gustavo Cerati pegaron en las calles para buscarlo

La propiedad donde ocurrió el hallazgo está ubicada en Congreso 3748. La casa vecina, en Congreso 3742, es la que habitó Gustavo Cerati entre 2001 y 2003. Aunque el músico no tuvo ninguna relación con el crimen -ocurrido 17 años antes de que alquilara la vivienda-, su nombre ayudó a visibilizar un caso que llevaba 41 años sin respuestas.

El fiscal Martín López Perrando encabeza la investigación. Por el momento, se prevé que cite a declarar a quienes vivían en la propiedad en 1984: una mujer de edad avanzada y sus dos hijos, un varón y una mujer, ambos de apellido Graf.

El crimen, sin embargo, podría estar prescripto. Aun así, la familia espera justicia. No solo por Diego, sino por los casos de menores desaparecidos que aún no tienen resolución judicial en democracia. El hecho vuelve a poner el foco en esas historias invisibilizadas por décadas.

GD / EM

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