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sábado, 12 julio, 2025
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El Presupuesto 2025 de Donald Trump implica un formidable shock» de inversiones

No son las teorías las que guían la acción de los grandes Estados, sino su adecuación a las tendencias de fondo de la época. Esto es válido ante todo para Estados Unidos y China, las dos superpotencias.

“EE.UU. ha levantado las restricciones para las exportaciones a China de las principales tecnologías electrónicas del mundo actual, centradas en el diseño automático de los software de avanzada, en tanto que la República Popular ha acelerado todas las licencias para exportar de bienes y equipos con estatutos particulares (en referencia a las tierras raras) que son bienes que por su naturaleza afectan la seguridad nacional”, señaló esta semana “Global Times”, el principal diario chino en inglés.

Según el matutino, todo esto surge del diálogo realizado por Donald Trump y Xi Jinping, que fijaron el rumbo de las dos mayores economías del sistema global.

El resultado – sostiene “Global Times” – es el inmediato y positivo impacto que esto ha tenido para los stocks de las empresas norteamericanas que cotizan en Hong Kong y Shenzhen, con un alza de 6,1% de sus activos.

El mercado chino es esencial para las empresas norteamericanas, en especial las de alta tecnología: representa 27% de los ingresos de Intel, la mitad de los de Qualcomm y más de 40% de los de Apple.

“Al mismo tiempo – asegura el diario chino – el flujo continuo y estable de productos high tech estadounidenses es vital para la construcción en China de un sistema industrial de avanzada”.

Agrega el diario chino que la “…cooperación entre China y EE.UU. surge de tendencias de nivel macro de la economía global”.

La realidad, que es la verdad, siempre está a la vista, y lo que está ocurriendo es una expresión acabada del desarrollo capitalista en el siglo XXI. De ahí que el vínculo entre las dos superpotencias se establezca en forma de red que se intensifica cada vez más a medida que se ejercita.

La cooperación entre las superpotencias surge de la mutua conciencia de que “…son muy grandes los intereses compartidos”, y que ambas se necesitan cada vez más. Esta integración comprueba que la unidad interna y necesaria del sistema capitalista es profunda e irreversible y que ha llegado el momento de liberar las fuerzas productivas, para aprovechar las inmensas potencialidades de la Inteligencia artificial.

La necesidad y la libertad son lo mismo, al menos en el punto en el que se vinculan. Por eso Donald Trump y Xi Jinping han podido desatar este inmenso proceso histórico, que es al mismo tiempo un acto de integración y de aprovechamiento de posibilidades.

China está en pleno proceso de transición entre dos paradigmas históricos. Por un lado es en este momento el mayor sistema manufacturero del mundo y por el otro, ahora ha dispuesto convertirse – aliado a EE.UU. – en el principal mercado de consumo del sistema global.

Lo fundamental es advertir que la relación entre EE.UU. y China tiende a devenir en una asociación estratégica entre dos grandes competidores que han decidido dejar atrás el carácter antagónico de su vinculación. Ahora e despliegan en una búsqueda de soluciones en la ecuación básica y estructural en materia de ahorro e inversión. Ésto provoca la reversión de los flujos globales de comercio, ante todo los realizados por las cadenas transnacionales de producción, de las que 44% son norteamericanas y 25% chinas.

Este desafío encuentra a EE.UU. nuevamente convertido en el primer país del mundo en todos los planos del poder global, lo que ha logrado con el liderazgo del presidente Trump.

El último gran logro del gobierno de Trump es la aprobación por el Congreso del Presupuesto 2025, cuya consecuencia fundamental es que inyecta en la economía norteamericana un formidable “shock» de inversiones que puede estimarse en U$S 6,5 billones en los próximos 4 años. Va acompañado de un fenomenal proceso desregulatorio en todos los ámbitos de la economía del país, pero especialmente en la alta tecnología, que ha desatado la excepcional pasión por invertir y emprender (animal spirits) que es propio del genio de la civilización estadounidense, el país de la frontera y del futuro según descubrió Tocqueville.

A esta extraordinaria inyección de adrenalina inversora hay que sumarle los U$S 4 billones que Donald Trump recaudó en su reciente gira por Arabia Saudita, Qatar, y Emiratos Árabes Unidos (EAU), y que en más de 80% se han volcado a la construcción y despliegue de la infraestructura de la Inteligencia artificial.

Lo que está ocurriendo en EE.UU es una verdadera explosión de creatividad y dinamismo surgida de la tecnología más avanzada de la época, a la que la acción común con China abre paso a un nuevo escalón cualitativo en la historia del mundo.

Lo que esto implica es que ahora se movilizan todos los recursos del sistema global, con la desaparición de toda desconexión y de cualquier aislamiento. En breve síntesis, la realidad se hace más inteligente y la inteligencia más real.

Vivir en esta época, gracias ante todo a EE.UU. y China, es un auténtico privilegio.

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