En un nuevo episodio que mezcla barras bravas, narcotráfico y crímenes mafiosos, Juan Domingo Maximiliano Ferreyra, apodado “Chicha”, fue asesinado a sangre fría el sábado por la noche en su vivienda ubicada en Ameghino al 500, en la zona sur de la ciudad. Tenía 45 años y un largo historial de vínculos con la barra brava de Rosario Central, de la que fue un referente durante años.
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El ataque ocurrió cerca de las 22. Según el relato de testigos, un sicario que se movilizaba en moto junto a un conductor lo llamó por su nombre desde el ventanal de la cocina. Cuando “Chicha” se acercó, el agresor abrió fuego, impactándolo en el pómulo derecho, el abdomen y el pecho. Murió en el acto.
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El crimen es investigado por el fiscal Luis Schiappa Pietra, quien ordenó el traslado del cuerpo al Instituto Médico Legal para la autopsia y dispuso un amplio operativo de recolección de pruebas: se incautó su celular, se levantaron las vainas servidas y se analizaron las cámaras de seguridad de la zona, donde también se observan postes pintados con los colores azul y amarillo, en alusión al club.
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En la planta alta de la casa vivía su hermano, Juan Carlos Emanuel Ferreyra, más conocido como “Gordo Ema”, quien fue entrevistado por la Policía. “Gordo Ema” fue condenado en 2004 a 14 años de prisión por un ataque armado que terminó con la muerte de un niño de tres años en Villa Gobernador Gálvez, en 2002. Ambos hermanos estuvieron en la mira de la Justicia en varias oportunidades, incluso fueron allanados hace una década por una causa federal por tráfico de drogas vinculada a una banda que operaba en San Nicolás.
Ferreyra estaba alineado con Andrés “Pillín” Bracamonte, el histórico líder de la barra brava canalla, asesinado en noviembre de 2024 a pocos metros del estadio Gigante de Arroyito. Desde entonces, Rosario Central atraviesa una feroz disputa interna por el liderazgo de la tribuna, marcada por ataques, amenazas y presuntas conexiones con bandas narco.
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La reciente asunción del “Laucha” como nuevo jefe de la barra fue celebrada este fin de semana durante un partido en el Gigante. Fuegos artificiales, humo negro y cánticos en su honor marcaron la tribuna, mientras afuera se desataba el crimen de “Chicha”. Investigadores sospechan que el asesinato podría estar ligado al reacomodamiento de poder en la barra brava tras el asesinato de Bracamonte, pero también a disputas por el control del narcomenudeo en la zona sur rosarina.
El crimen de “Chicha” no fue el único hecho violento del fin de semana. Durante la madrugada del domingo, en inmediaciones de Alice y Esteban de Luca, un joven de 20 años identificado como Hernán G. fue baleado mientras se trasladaba en moto. El impacto le provocó una herida en el hombro y un hundimiento de cráneo. Permanece internado en terapia intensiva con asistencia respiratoria en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez.