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lunes, 31 marzo, 2025
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Para mayores de 60: qué le pasa al cerebro cuando te jubilás?

Para las millones de personas que se jubilan cada año, dejar de trabajar puede parecer un merecido descanso. Pero también puede provocar grandes cambios en la salud cerebral, incluyendo un mayor riesgo de deterioro cognitivo y depresión.

“Antes de jubilarse, uno se levanta por la mañana, socializa con sus compañeros y lidia con los desafíos mentales del trabajo”, dice Ross Andel, profesor de la Universidad Estatal de Arizona que estudia el envejecimiento cognitivo y la jubilación. “De repente, después de los 60 años, se pierde esa rutina”, añade.

Existe la idea de que el cuerpo y el cerebro se adaptan cuando ya no son necesarios, cuenta. “Es entonces cuando se observa el deterioro y su respuesta natural a la inactividad”.

Pero la jubilación también puede ser una oportunidad para mejorar la salud cognitiva y mental, con más tiempo para socializar y disfrutar de aficiones. “Incluso si se ha comenzado a experimentar cierto declive, existen pruebas sólidas de que el cerebro puede recuperarse de periodos de inactividad, incluso en la vejez”, afirma Giacomo Pasini, profesor de econometría en la Universidad Ca’ Foscari de Venecia, quien estudia el impacto de la política económica en la salud mental de las personas mayores.

Un análisis de más de 8000 jubilados en Europa reveló que la memoria verbal (la capacidad de recordar un conjunto de palabras después de cierto tiempo) generalmente se deterioraba más rápido tras la jubilación que cuando trabajaban. Otra encuesta realizada en Inglaterra mostró un pronunciado deterioro de la memoria verbal tras la jubilación, aunque otras habilidades, como el razonamiento abstracto, no se vieron afectadas.

“Hay cierta evidencia de que la jubilación puede ser mala para la cognición, porque cuando uno se jubila no exige tanto al cerebro”, indica Guglielmo Weber, profesor de econometría en la Universidad de Padua en Italia, que trabajó en el estudio europeo.

La jubilación puede provocar grandes cambios en la salud cerebralwildpixel – iStockphoto

Las investigaciones también han encontrado una relación entre la jubilación y la aparición de depresión. Pasar repentinamente de una vida laboral ajetreada a una falta de compromiso puede exacerbar sentimientos de inutilidad, bajo estado de ánimo, tristeza y síntomas depresivos graves, así como pérdida de memoria, explica Xi Chen, profesor asociado de salud pública en la Universidad de Yale, quien estudia el envejecimiento.

“La naturaleza del trabajo, y cómo se percibe, parece afectar el riesgo de declive. Por ejemplo, los investigadores creen que quienes ocuparon puestos de mayor jerarquía podrían mostrar un declive más pronunciado que otros, posiblemente porque sus identidades estaban más estrechamente vinculadas a sus carreras”, asegura Chen.

“El estudio en Europa también reveló que las personas que dejaron de trabajar antes de la edad de jubilación estándar en su lugar de residencia mostraron un deterioro menor que quienes dejaron de trabajar más tarde”, dice el Dr. Weber. Esto podría deberse a que quienes se jubilaron antes podrían no haber tenido trabajos tan exigentes mentalmente, lo que resultó en un deterioro más gradual una vez jubilados.

Las personas que se ven obligadas a jubilarse debido a problemas de salud o un edadismo flagrante, o que enfrentan dificultades financieras durante la jubilación, pueden sufrir efectos más graves, revela la Dra. Emily Fessler, profesora adjunta de Weill Cornell Medicine, especializada en atención geriátrica.

«Y las mujeres pueden tener menos probabilidades de experimentar un declive mental o cognitivo pronunciado, posiblemente porque tienen más probabilidades que los hombres de seguir socializando y pasar tiempo con la familia después de jubilarse», destaca Weber.

La jubilación puede ser una oportunidad para crecer en lugar de decaer, afirman los expertos. La clave está en sentar las bases con antelación.

La jubilación puede ser una oportunidad para crecer en lugar de decaer

“El plan no puede ser: ‘Trabajé tan duro durante tanto tiempo que voy a tomarme estas largas vacaciones y luego voy a descubrir cómo solucionarlo’”, añade Andel.

Lo ideal es introducir nuevas rutinas que fomenten la actividad física y mental un par de años antes de dejar de trabajar, según la Dra. Alison Moore, jefa de la división de geriatría, gerontología y cuidados paliativos de la Universidad de California en San Diego. Incluso si no se las empieza de inmediato, se las debería planificar con antelación. Posponer estas decisiones —como por ejemplo pasar la mitad del año viajando— hasta después de jubilarse dificulta dar el salto, añade.

El objetivo es “pasar de un tipo de vida diaria a otra”, explica. “Estar abierto a nuevas experiencias antes de dar este gran cambio de vida puede, en cierta medida, prepararte”.

“Las personas pueden haber sentido que su propósito era contribuir a través del trabajo, y cuando eso se pierde, tienen que inventar algo más para reemplazarlo”, dice John Beard, profesor de envejecimiento productivo en el Centro Médico de la Universidad de Columbia. Los estudios sugieren que las personas con un sentido de propósito tienden a experimentar menos deterioro cognitivo relacionado con la edad.

El trabajo voluntario, en particular, puede ser útil, afirma el Dr. Chen. Las investigaciones han demostrado que quienes realizan voluntariado regularmente durante su jubilación presentan tasas de envejecimiento biológico más lentas y que pueden prevenir el deterioro cognitivo manteniéndose activos y comprometidos (sin el estrés de un empleo a tiempo completo).

“Es común que las personas pierdan sus conexiones sociales durante la jubilación”, dice David Richter, profesor de investigación de encuestas en el departamento de ciencias de la educación y psicología de la Universidad Libre de Berlín. “Tenemos pruebas bastante sólidas de que primero se reducen los contactos sociales y luego la cognición declina», asegura.

Para evitar la depresión, el deterioro cognitivo y la mortalidad precoz que pueden surgir con el aislamiento social, el Dr. Richter recomienda que los jubilados reemplacen la socialización en el lugar de trabajo con reuniones rutinarias en persona o virtuales.

“No todas las actividades sociales son iguales”, destaca. Las mejores actividades son las que estimulan la mente y fomentan conversaciones significativas con los demás; como por ejemplo los clubes de lectura.

“Escuchar la radio y ver la televisión no es lo mismo. Realmente necesitamos tener esta conversación recíproca”, aclara.

Hacer algo creativo y novedoso puede brindar un propósito y mantener la mente ágil. “Las investigaciones sugieren que se puede practicar la creatividad como cualquier otra habilidad”, sostiene Jonathan Schooler, distinguido profesor de psicología y ciencias del cerebro en la Universidad de California, Santa Bárbara. Esto podría significar escribir unos minutos al día o probar una nueva receta audaz para la cena. El ejercicio regular es fundamental para la salud cerebral a medida que se envejece, así que también se podría considerar probar un nuevo tipo de clase de fitness.

La creatividad también puede potenciar el sentido de la vida, añade el Dr. Schooler. “Existen numerosas pruebas de que encontrarle sentido a la vida proporciona una gran satisfacción personal”.

Hacer algo creativo y novedoso puede brindar un propósito y mantener la mente ágilUnsplash

The New York Times

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