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jueves, 2 enero, 2025
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Tras un diciembre soñado, con dólar estable y sin apagones, el clima puede ser un problema para Milei en enero

Para Javier Milei, el mes de diciembre no solamente trajo festejos en el plano financiero, sino que, además, mostró tranquilidad en otros planos que suelen ser un dolor de cabeza para todos los gobiernos a fin de años: el clima social, con las protestas por reclamos de asistencia, y el clima meteorológico, con su saga de cortes de luz en los grandes centros urbanos.

En ambos casos, las semanas previas a la Navidad transcurrieron con una notable calma. La parte de la asistencia social como consecuencia de una política prevista a tal fin, con un incremento en las partidas presupuestarias para los sectores más desfavorecidos. Así, en noviembre pasado el monto destinado a la Asignación Universal por Hijo duplicó en términos reales lo otorgado el año pasado, un dato del que suelen jactarse los funcionarios cada vez que sale al debate la cuestión del ajuste fiscal.

Pero hay otros temas donde, más allá de las previsiones y los planes, se necesita un componente de suerte. Y Milei parece estar con los planetas alineados en el sensible tema de la temperatura veraniega, que suele generar colapsos de la frágil red eléctrica.

Tarifazo sin aire acondicionado

De hecho, esta Navidad fue la más fría de las últimas dos décadas. Y todo el mes tuvo un promedio de cuatro grados por debajo de la media histórica, como consecuencia del ingreso de frentes fríos.

Esto llevó a que se evitaran las clásicas postales de gente furiosa por cortes de luz y las consabidas protestas contra las empresas prestadoras del servicio y contra las autoridades. Una furia, por otra parte, que suele exacerbarse cuando viene precedida de aumentos reales en las tarifas eléctricas, como ocurrió este año.

Según una estimación de la UBA, los hogares argentinos multiplicaron por cinco, en términos nominales, su presupuesto de servicios públicos. Esto, descontado el efecto inflacionario, implica un incremento real de 85%. El impacto del rubro eléctrico depende de la segmentación por ingresos: para los hogares que no gozan de subsidios, ya se está pagando un 93% del costo real del servicio mientras que los de menor nivel están en un 26%.

Igualmente, la suba en el costo se hizo sentir para todos, de la mano de un recorte fiscal de 34% en los subsidios estatales a la energía.

El gobierno ya había dado muestras de preocupación por el impacto que pudiera tener sobre la opinión pública una ola de cortes de luz. Fue por eso que en septiembre ya se adelantó que podría haber cortes programados, algo que generó ruido político y una rara situación de desmentidas entre funcionarios.

La previsión para enero

Lo cierto es que, por ahora, todo indica que Milei disfrutará del clima a favor. Si bien la temperatura subirá en enero, los pronósticos marcan que el promedio de las máximas en la zona de CABA estará en 29,3 grados, lo que implica un descenso de 1,6 grados respecto del verano de 2023, cuando el Gobierno del entonces presidente Alberto Fernández sufrió una crisis política con reclamos, por parte del propio kirchnerismo, para avanzar en una re-estatización de las compañías prestatarias.

Finalmente, por iniciativa del entonces ministro Sergio Massa, todo quedó la aplicación de multas y el nombramiento de veedores en el directorio de Edesur, una medida más bien simbólica y con poco efecto práctico, luego de un pico de 120.000 usuarios sin luz.

Claro, en aquel momento el balance de Edesur mostraba un rojo equivalente a unos u$s60 millones para el período enero-septiembre, y pronosticaba que en el último año de la gestión Fernández tendría un flujo de caja negativo por más de u$s500 millones. Eran momentos de tarifas congeladas y un régimen especial para quienes habían acumulado mora en la pandemia.

El propio Javier Milei, entonces diputado, marcaba que la crisis era consecuencia de la política tarifaria. «La verdad es que durante 20 años se les pisó las tarifas a las empresas. Y las empresas qué hacen, defienden el flujo de costos, dejan de invertir y pasan esas cosas. Ya pasó en el 89, cuando se fue Alfonsín», decía el entonces candidato libertario. Y llegó a comparar el colapso energético con la tragedia ferroviaria de Once: «Son situaciones generadas por un Estado que regula de tal manera que hace que las empresas no tengan incentivos para invertir. Y después aparecen los desastres que cuestan vidas».

Pero su punto de vista no era compartido por el gobierno, que no veía margen político para ajustar tarifas en un contexto de inflación al alza. En aquel momento, Edesur pedía un 260% de aumento tarifario nominal para afrontar un año que, para colmo, iba a tener elecciones presidenciales.

¿Se terminó el período de gracia?

Los expertos en opinión pública coinciden en que Milei tuvo el beneficio del recién llegado: siempre es más fácil realizar el tarifazo al inicio de la gestión, porque puede culparse al gobierno anterior por la mala gestión del sistema eléctrico.

Pero también suelen advertir que ese efecto se disipa rápidamente: una cosa es disculpar a Milei por los cortes que ocurrieron en enero pasado, a pocas semanas de haber asumido el cargo, y otra es que ocurran tras un año de gestión, ya con un fuerte aumento de las facturas pesando sobre los presupuestos familiares.

Ahora, tanto el balance de Edenor como el de Edesur vuelven a mostrar cifras en azul -aunque la distribuidora de la región sur sigue dependiendo de los aportes de su empresa controlante para pagar deudas con el proveedor mayorista del mercado eléctrico-. En todo caso, desde el punto de vista de la comunicación política, esto significa que el gobierno tiene menos margen para la disculpa: a la bronca que provoca todo corte de luz, se le agrega el condimento de la suba de tarifa y una empresa privada que muestra ganancias.

En previsión de problemas fue que el gobierno diseñó una estrategia que incluyó la adquisición de generadores móviles, compra de electricidad a países vecinos -Brasil, principalmente- y hasta la llegada de buques que pueden generar electricidad a partir de gas natural licuado, una modalidad hasta ahora no utilizada en el país.

Apagones y elecciones

Lo cierto es que, aun con esas previsiones, es imposible alejar el fantasma de los apagones en pleno verano si se producen picos de consumo. Y se plantea el interrogante de si, en caso de una crisis, Milei podrá sufrir un costo político en las urnas.

Los analistas recuerdan que, si bien la imagen de los gobiernos recibe el castigo ante los problemas del sistema eléctrico, no es tan directa la relación con las elecciones: después de todo, en 2017, Mauricio Macri tuvo una contundente victoria en las legislativas de medio término, justo después de haber llevado a cabo un fuerte ajuste tarifario. Y, en el ejemplo inverso, Alberto Fernández sufrió una dura derrota en las legislativas de 2021 con tarifas congeladas y con un régimen especial de atención a morosos por la pandemia.

También influye en el humor social el nivel de gravedad de los apagones. Durante el momento más critico de la gestión Fernández, el promedio de duración de los cortes era de 20 horas y se generaron protestas masivas. No era, en realidad, el peor registro, ya que en la gestión de Cristina Kirchner se había llegado a picos de 44 horas sin luz, pero igual la población notó el deterioro, porque en la gestión macrista se había logrado bajar la marca a 14 horas.

El «relato» de Javier Milei

El otro factor que incide en estos casos es el «relato» oficial. Así, el kirchnerismo hace 10 años alegaba que los cortes se producían por el crecimiento a «tasas chinas» de la economía, y que si antes Argentina era exportador de energía era, precisamente, porque el aparato productivo funcionaba a media máquina. Fue un argumento que la opinión pública no «compró»: después de todos, en ese momento crítico Argentina le compraba electricidad a Uruguay, cuya economía estaba creciendo más rápido que la Argentina y sufría temperaturas más altas. Aquel año, Cristina sufrió un revés en las legislativas de su segundo período.

Ahora, Milei ya tiene preparado su propio relato por si se produjera una crisis: que la fragilidad del sistema es consecuencia de años de baja inversión en mantenimiento, por las tarifas «pisadas», algo que se está corrigiendo por los aumentos de este año.

Y, en una rara coincidencia con el kirchnerismo, la narrativa libertaria también incluye el argumento de que la economía está recuperándose a alta velocidad, como demuestran las estimaciones de las consultoras: el EMAE de noviembre podría crecer 0,5% respecto de octubre. Y, de esa manera, la caída del PBI para 2024, que originalmente había sido prevista en 3,5 puntos, se acotaría notablemente, al entorno de 2%.

Claro, hay que ver qué tan efectivo es ese argumento para un usuario al que le acaban de aumentar la tarifa justo cuando sufre un apagón. Entre los politólogos no hay acuerdo: algunos creen que Milei hizo bien en «abrir el paraguas» hace tres meses, mientras otros creen que su estilo de comunicación le jugará en contra si finalmente se producen los temidos apagones.

En particular, los encuestadores creen que se podría constatar una caída en el apoyo social al programa de privatizaciones, un tema en el que, de hecho, nunca se notó una adhesión mayoritaria.

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