En la década de 1980, el narcotráfico en Colombia alcanzó niveles históricos, y figuras como Griselda Blanco, conocida como la Madrina de la cocaína, y los hermanos Ochoa, miembros fundadores del cartel de Medellín, jugaron papeles clave en este oscuro capítulo de la historia. La miniserie de Netflix, Griselda, protagonizada por Sofía Vergara, revivió esta época al narrar la vida de Blanco, pero también introduce a los hermanos Ochoa como sus antagonistas. Esta no es la primera vez que los Ochoa aparecen en una producción de Netflix, ya que previamente fueron retratados en la popular serie Narcos.
Los hermanos Jorge Luis, Juan David y Fabio Ochoa fueron figuras prominentes en el cartel de Medellín, una organización que amasó fortunas multimillonarias gracias al tráfico de cocaína. De acuerdo con Business Insider, las ganancias de los Ochoa alcanzaron los 6.000 millones de dólares, lo que les valió un lugar en la primera lista de multimillonarios de Forbes en 1987, junto a su socio más conocido, Pablo Escobar. Sin embargo, la serie Griselda toma ciertas libertades creativas al representar a los Ochoa, especialmente en relación con su hermana Martha Ochoa, cuya historia real difiere significativamente de lo mostrado en la ficción.
Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel.
En Griselda, Martha Ochoa es presentada como la prima de los hermanos Ochoa, un cambio notable respecto a su verdadera relación familiar. Interpretada por la actriz Julieth Restrepo, el personaje de Martha tiene un papel secundario pero crucial en la trama, ya que su muerte accidental por sobredosis desencadena una serie de eventos que intensifican el conflicto entre Blanco y los Ochoa. Sin embargo, en la vida real, Martha Ochoa no murió de una sobredosis, sino que fue víctima de un secuestro que marcó un punto de inflexión en la historia del narcotráfico colombiano.
Según un reporte de El Heraldo, el 12 de noviembre de 1981, Martha, que entonces tenía 26 años y estudiaba Economía en la Universidad de Antioquia, fue secuestrada por el grupo guerrillero M-19 mientras salía de la universidad. Los secuestradores exigieron un rescate de 1,2 millones de dólares, pero los hermanos Ochoa se negaron a pagar. En lugar de ceder, convocaron a otros narcotraficantes y empresarios, entre ellos Pablo Escobar, para formar el grupo paramilitar MAS (Muerte a Secuestradores), cuya misión era combatir a los responsables del secuestro.
El MAS llevó a cabo acciones violentas contra los sospechosos de estar involucrados en el secuestro, lo que finalmente llevó a la liberación de Martha tras 91 días de cautiverio. Aunque el rescate no fue pagado, el MAS continuó operando, dejando un rastro de violencia en su lucha contra los secuestradores. Este episodio no solo consolidó la influencia de los Ochoa en el mundo del narcotráfico, también marcó el inicio de una era de colaboración entre narcotraficantes para proteger sus intereses comunes.
El papel de los hermanos Ochoa en el cartel de Medellín fue fundamental para su consolidación como una de las organizaciones criminales más poderosas del mundo. Según Jorge Luis Ochoa, en declaraciones a PBS Frontline, el negocio del narcotráfico comenzó como una actividad lucrativa y relativamente pacífica, pero la violencia escaló a medida que las operaciones crecieron. “Por aquel entonces, no había ningún tipo de violencia en el negocio ni ningún tipo de problema. Cuando se hizo grande es cuando empezaron los problemas”, afirmó.
El cartel, fundado en 1976, se convirtió en un imperio que controlaba gran parte del tráfico de cocaína hacia Estados Unidos, teniendo al extinto capo Escobar como líder y al clan Ochoa como segundos al mando. Sin embargo, la presión de las autoridades y las crecientes tensiones internas llevaron a su declive. En 1991, los hermanos Ochoa se entregaron a las autoridades colombianas tras aceptar una oferta del entonces presidente César Gaviria Trujillo, que prometió penas reducidas a los narcotraficantes que cooperaran con la justicia.
La representación de los Ochoa en Griselda no es la primera que Netflix aborda su historia. En Narcos, los hermanos fueron retratados como socios estratégicos de Pablo Escobar en el auge del cartel de Medellín. Curiosamente, el guionista Doug Miró, que trabajó en Narcos, también participó en la creación de Griselda, lo que explica las conexiones narrativas entre ambas series.
Aunque Griselda se centra principalmente en la vida de Blanco, la inclusión de los Ochoa y su conflicto con la protagonista refleja la interconexión de las principales figuras del narcotráfico en los años 80. Según ScreenRant, casi todos los cárteles de la época estaban relacionados de alguna manera, lo que hace inevitable que las historias de Blanco y los Ochoa y hasta de Escobar se crucen en la ficción y en la realidad.