Spirit Airlines, una de las aerolíneas de bajo costo más conocidas de Estados Unidos, se declaró en bancarrota. Esta decisión llega tras enfrentar varios trimestres con pérdidas significativas, además de problemas financieros derivados de la fallida fusión con JetBlue y problemas técnicos con los motores de sus aviones. La medida ha generado preocupación entre los viajeros, especialmente de cara al Día de Acción de Gracias, una de las épocas de mayor tráfico aéreo en el país.
El anuncio de la quiebra se dió luego de que la aerolínea intentara fusionarse sin éxito con JetBlue en una operación valorada en 3800 millones de dólares, según indicó USA Today. La situación financiera de Spirit se complicó aún más por los problemas con los motores GTF de Pratt & Whitney, utilizados en su flota de aviones Airbus A320. Estos fallos obligaron a la compañía a dejar en tierra una parte significativa de sus aeronaves, lo que redujo su capacidad operativa.
De acuerdo a los documentos presentados por la compañía ante el tribunal correspondiente, Spirit reportó activos y pasivos estimados en hasta US$10.000 millones. Cabe destacar que, como parte de su reestructuración, la aerolínea logró asegurar una inversión de US$350 millones por parte de sus acreedores, junto con un financiamiento adicional de US$300 millones para que sus operaciones puedan seguir durante el proceso de bancarrota.
La declaración de bancarrota ha suscitado dudas entre los pasajeros que ya tienen reservas con la aerolínea, especialmente aquellos que planean viajar durante el próximo feriado del Día de Acción de Gracias, a celebrarse el próximo 28 de noviembre. Sin embargo, desde Spirit afirmaron que continuarán con sus vuelos y que los clientes no deberían experimentar interrupciones inmediatas en sus planes de viaje. Robert W. Mann Jr., consultor de la industria aérea, comentó a USA Today que, en el corto plazo, los viajeros no deberían preocuparse, aunque advirtió sobre posibles cambios en los horarios de vuelos o cancelaciones a medida que avance el proceso de reestructuración.
En medio de la incertidumbre, las recientes regulaciones del Departamento de Transporte de Estados Unidos (DOT, por sus siglas en inglés) ofrecen cierta protección a los pasajeros.
Según estas directrices, las aerolíneas deben proporcionar reembolsos completos si el vuelo se cancela o se retrasa más de tres horas en rutas domésticas. Esta medida brinda una mayor seguridad a los viajeros, quienes podrán optar por una devolución en lugar de aceptar vuelos reprogramados o itinerarios alternativos ofrecidos por la aerolínea.
La flota de Spirit también está bajo escrutinio en el proceso de bancarrota. La aerolínea no es propietaria de todos sus aviones, ya que muchos están arrendados. En caso de que los dueños decidan recuperar las aeronaves, esto podría afectar la capacidad de la empresa para mantener su nivel de operaciones actual. Sin embargo, se espera que la compañía negocie para retener la mayor parte posible de su flota, o bien, opte por vender otros activos como sus franjas horarias de despegue y aterrizaje en aeropuertos estratégicos para generar ingresos y mantenerse operativa durante la reestructuración.