Aceptar un cargo en el gobierno de Javier Milei se presenta como una tarea compleja y desafiante debido al clima político tenso y las exigencias ideológicas del actual contexto. A pesar de la necesidad de talento y capacidad, muchos posibles candidatos se ven desalentados por las reglas autoritarias y la constante presión mediática que caracteriza a la administración actual.
Cuáles son los motivos de profesionales para involucrarse en política
Para hablar sobre este tema, Canal E se comunicó con el filósofo y economista Horacio Fazio quien expresó que, “algunas personas se sienten motivadas a participar en la política por vocación de servicio público, mientras que otras lo hacen por una sana ambición de ejercer el poder de manera constructiva”.
Según el entrevistado, lo que realmente importa es la presencia de individuos capaces e idóneos, que, independientemente de la ideología del gobierno de turno, “deciden involucrarse activamente en la política en aras del bienestar del país, por encima de los intereses partidarios”.
Las críticas y el desaliento para ejercer cargos públicos
En este contexto, Fazio sostuvo que resulta preocupante que, debido al clima político actual,”personas verdaderamente capacitadas y con un espíritu crítico se vean desalentadas de aceptar cargos públicos”. Y siguió: “La constante exposición mediática y las críticas, tanto públicas como encubiertas, hacen que muchos de los más preparados prefieran mantenerse al margen”.
En continuidad con el tema, el filósofo sostuvo que es una situación que, “el gobierno pierde la posibilidad de convocar a los mejores para la función pública, porque no están dispuestos a aceptar reglas de juego autoritarias”. Y añadió: “Para aceptar un cargo de responsabilidad pública hoy en día, como ministro, secretario o subsecretario de Estado, se requiere una personalidad muy particular”.
En ese sentido, Fazio sostuvo que, “no se trata solo de ser parte de un gobierno, sino de ser capaz de cumplir con la responsabilidad de actuar con transparencia, objetividad y argumentos sólidos, sin rendir pleitesía al poder político de turno”. Y agregó: “La verdadera responsabilidad de quienes ocupan cargos públicos es con la verdad y con la sociedad, no con la conveniencia del gobierno que los designa”.
Para cerrar, el filósofo dijo: “Muchos profesionales capacitados prefieren no someterse a un entorno donde las reglas del juego son autoritarias y poco respetuosas, lo que genera una falta de renovación de ideas y talentos”.