Luego de que Axel Kicillof rechazara la judicialización de la interna del PJ por parte Ricardo Quintela, y del aval del ministro bonaerense Gabriel Katopodis a que se oficializara únicamente la lista encabezada por Cristina Kirchner, la vicegobernadora Verónica Magario y el intendente matancero Fernando Espinoza replicaron esa posición a favor de la ex presidenta.
Los cuestionamientos al mandatario riojano, motivados también por la visita de su apoderado Jorge Yoma a la Casa Rosada para reunirse con Guillermo Francos, funcionaron como un respaldo para que Cristina sea declarada como la jefa partidaria y de ese modo intentar atemperar el conflicto que implicó una división de aguas con consecuencias todavía inciertas en el espacio, de cara al armado de las listas para las legislativas del año próximo.
Esos pronunciamientos, sin embargo, no serán suficientes para recomponer la relación entre Cristina Kirchner y Kicillof, de acuerdo con la reacción en el Instituto Patria. En el círculo más cercano a la ex mandataria no le perdonan al gobernador bonaerense lo que consideran una “deslealtad” por no haberla apoyado en su postulación al PJ, por lo que lo acusaron de sustentar el desafío de Quintela, en consonancia con dirigentes aliados de la Casa Rosada, el propio Gobierno e incluso Mauricio Macri.
“Está en juego qué peronismo queremos, el de Cristina o el de Milei”, sentenció Wado de Pedro durante una actividad en Avellaneda. “Hoy sobre el cuerpo de Cristina está cayendo el vuelto, está cayendo la condena a sus espaldas por haberse puesto al frente de ese proceso, y algunos oportunistas miran para otro lado. Me da vergüenza”, completó el senador y referente de La Cámpora.
Como contó Clarín, luego del silencio de Kicillof pese a la presión para que se pronunciara en favor de Cristina, Katopodis -ministro bonaerense e integrante de la Junta Electoral del PJ- cumplió un rol relevante en la inhabilitación de la lista de Quintela: en la reunión del domingo fue el primero en pedir una moción para rechazar los reclamos del riojano y avanzar en esa dirección. Lo mismo hizo la legisladora Viviana Guzzo, que también responde al Kicillof.
A su vez, con el propósito de atenuar la confrontación, expuesta de manera directa con la tensión evidente durante el acto compartido con la ex presidenta en el Teatro Argentino de La Plata, el gobernador bonaerense rechazó la apelación de Quintela ante el juzgado con competencia electoral a cargo de María Servini. Sin decirlo él explícitamente, movió para que Cristina quede al frente del PJ. “Ya está, basta. Hay que cerrar este proceso del que nadie sale bien parado”, transmitieron cerca de Kicillof.
En esa dirección salieron a pronunciarse Espinoza y Magario, los dos principales referentes de La Matanza ubicados cerca del gobernador en el escenario del acto en Berisso, el 17 de octubre, en el que Kicillof lanzó su proyecto “superador” y no respaldó la postulación de la ex presidenta al PJ, y luego Máximo Kirchner señaló como una bisagra en el vínculo que ya venía tenso en el principal distrito del país.
“Cristina tiene el liderazgo, la experiencia, la convicción y la fortaleza para llevar adelante nuestro partido y para demoler este salvaje ajuste y la falta de empatía del Gobierno nacional por nuestra gente”, posteó Espinoza, integrante del grupo de intendentes alineado con Kicillof aunque con perfil bajo en el último tiempo por el procesamiento por abuso sexual a una ex secretaria de la municipalidad. Magario se expresó en la misma línea, y ambos criticaron a Quintela por ir a la Justicia.
Del lado de Cristina, esos movimientos no bajaron la furia contra el gobernador. “No hay vuelta atrás. El ya tomó la decisión de no expedirse y encima se victimiza. Es una pésima decisión política y va a pagar el costo con la gente”, apuntó un referente de trato cotidiano con la ex presidenta: “¿Vemos a Milei y a Macri dentro de la interna del PJ y no decís nada? La deslealtad es horrible en la vida y en la política, pero él tomó una decisión y quedó de ese lado. Hubiera rechazado antes la judicialización, la hubiera frenado. Más que hablar de la unidad tenía que trabajarla”.