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Godzilla vuelve a sus fuentes en una superproducción japonesa

Godzilla cumple 70 años y la empresa Toho lo celebra con una nueva superproducción, “Godzilla Minus One”, que además de ganar el Oscar a los mejores efectos especiales se ganó también el regreso a sus orígenes. Desde hoy se verá en salas de cine de nuestro país.

Atención, 70 años cumple la primera película, estrenada en Japón el 3 de noviembre de 1954, porque el animalito es mucho más viejo. Ya en ese film un anciano explica que Gojira, tal su nombre original, es una bestia mitológica que desde hace siglos sale del mar para llevarse el ganado y de paso destruir algunas chozas, de puro dañino, nomás.

El problema es que las pruebas nucleares en las cercanías lo han vuelto más potente y agresivo, y resulta difícil detenerlo. Cuando lo consiguen, se retira al fondo del mar para reponer energías hasta la próxima película. Esta es la décimoséptima.

Hay un antecedente: el cuento “La sirena en la niebla”, de Ray Bradbury, 1951. Un último dinosaurio, triste en su soledad, siente la sirena de un faro y cree que éste es un ser vivo que quizá le haga compañía. Al verse frustrado, lo rompe. Esa fue la base de “La bestia del mar” (The Beast of 20.000 Fathoms, 1953), donde el animal rompe media Nueva York. Estaba hibernando tranquilo en el Ártico y lo despertaron las vibraciones de unas pruebas nucleares.

Esa fue la primera película que incorporó el tema. Se venían haciendo muchas pruebas, la gente estaba asustada y el cine de ciencia-ficción empezó a trabajar esos miedos con películas como “El monstruo del mar”, “El mundo en peligro”, “El increíble hombre menguante” y “El monstruo submarino”.

En Japón el miedo era todavía más palpable, por la experiencia de Hiroshima y Nagasaki y las pruebas atómicas que EE.UU. venía haciendo en el Pacífico. Precisamente, en marzo de 1954 una lluvia radioactiva proveniente de pruebas en el atolón Bikini cayó sobre los 23 tripulantes de un barco pesquero que estaba “en zona segura”, condenándolos a una espantosa agonía.

Esto despertó una ola de indignación mundial, y despertó también en el productor Tomoyuki Tanaka la decisión de hacer cuanto antes un drama fantástico de base real con este asunto, tomando como modelo “El monstruo del mar”, los tradicionales “kaiju” (bestias extrañas) del folklore japonés y, ya que estamos, “King Kong”. Como el mono, la bestia se alimentaría de jóvenes sacrificadas en un altar. Por suerte esa idea no prosperó.

Shigeru Kayama, novelista que venía escribiendo fantasías sobre monstruos marinos, elaboró un guión decididamente antiestadounidense, que empezaba con imágenes documentales denunciando las pruebas de la bomba de hidrógeno y el estado de las víctimas del antedicho barco. También propuso que la acción ocurriera en Odo, una isla cercana a Iwo Jima, donde nueve años antes se había desarrollado una batalla de dos meses y más de 44.000 bajas.

Tanaka, Eiji Tsuburaya, especialista en efectos especiales, y el director Inoshiro Honda “aliviaron” un poco esa parte, agregaron personajes, un lindo conflicto romántico, y no filmaron en Odo, sino en los estudios Toho, con edificios en miniatura y un hombre disfrazado de dinosaurio. El resultado se tituló “Gojira”, por un fisicoculturista con pinta de ropero que trabajaba en la empresa.

Se estrenó en Japón con gran éxito en los cines populares, luego en EE.UU., donde por meras razones de pronunciación la bautizaron “Godzilla” (y la “pasteurizaron” para no ofender demasiado a su público). De ahí, al resto del mundo.

Con las secuelas empezaron las hecatombes cada vez mayores, las peleas de Godzilla con otros monstruos peso pesado, cada vez más disparatadas, los recursos cómicos, como una película con el hijo de Godzilla y cosas similares. Hanna & Barbera lo convirtieron en dibujito animado para niños, Mary Newland le dedicó un breve y terrible chiste de humor negro (“Bambi meets Godzilla”, 1969), surgieron historietas, videojuegos y remeras. Detalle curioso, en una época donde hubo varios terremotos, también los hubo en las películas de Godzilla. La actualidad, siempre presente.

Ahora, después de unas ampulosas superproducciones hollywoodenses, Toho recuperó los derechos e hizo “Godzilla Minus One”, recuperando también algo del espíritu de denuncia antinuclear y otras características de la obra original que se habían ido perdiendo por el camino.

Claro que todo a gran despliegue, ostentando los mayores avances tecnológicos, como para mostrar el alto nivel de una vieja empresa que ya se creía muerta, y la vigencia de un monstruo que siempre reaparece aunque lo den por muerto (y aunque nunca se entienda si existe para defender el Japón, como ocurre a veces, o para destrozarlo a gusto, como es su naturaleza). Autor, Takashi Yamazaki. Efectos especiales, Kiyoko Shibuya, Masaki Takahashi, Tatsui Nojima y el propio Yamazaki, todos los cuales, la noche del Oscar, subieron al escenario con un muñequito del dinosaurio, quizá para venderlo a la salida. Título original, “Gojira 1.0”

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