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Para descubrir, o redescubrir, a un vanguardista brasileño excepcional

Conocido como Tunga, Antonio de Barros Carvalho, nació en Pernambuco en 1952 y falleció en Río de Janeiro en 2016. Arquitecto, su carrera artística emergió en los 70 siguiendo a los artistas brasileños neoconcretos en quienes la experiencia participativa del arte jugaba un rol preponderante.

Expuso en destacadas Bienales de Venecia y de San Pablo, en la Documenta de Kassel y fue el primer artista latinoamericano invitado a hacerlo en el Museo del Louvre.

Indujo a Bernardo Paz a concebir una colección de arte producido desde el final de los 60 y así nació Inhotim, el maravilloso Centro de Arte Contemporáneo en Minas Gerais, en Brumadinho, a 60 km. de Belo Horizonte, con su inolvidable arquitectura paisajística a cargo del artista y diseñador Burle Marx (1909-1994), uno de los principales artífices del modernismo brasileño.

Allí vimos “Lézard”, lagartija, (1989) una instalación de Tunga realizada en cobre y pelo humano, “Palíndromo incesto” (1990-92) en acero, hilo de cobre que se asemeja a una cabellera que repta por el piso, y “True Rouge” (1997), redes, madera, vidrio soplado, tinta roja, esponjas de mar, bolas de cristal.

Todos los materiales empleados por Tunga remiten a formas arcaicas, evocan la transmutación de la materia. Señaló, en una oportunidad, que todo el material que usa es testigo ya que una obra de arte puede y debe ser un oráculo, cuanto más amplia su visión, será más intensa.

Sus obras son de difícil clasificación, provocan extrañeza y asombro por su gran potencia y recordamos haber tomado contacto con ella por primera vez en 1987, cuando presentó en la Bienal de San Pablo una larguísima cabellera que subía y bajaba entre el piso y el techo.

Entre sus materiales el cabello es recurrente. Por ejemplo, cuando el Malba presentó en 2021 “Xipófagas”, cuya traducción es “gemelas siamesas”, el curador Jochen Volz, actual Director de la Pinacoteca de San Pablo, destacó “que hay muy pocas obras en la historia del arte con semejante capacidad de síntesis, atemporalidad y fuerza poética”. Estaba basada en una leyenda nórdica, dos gemelas unidas por su cabellera que causaba temor en el pueblo.

Actualmente se presenta en las salas del subsuelo del Malba “Tunga. Yo, vos y la Luna”, con la curaduría de Amalia García y Nancy Rojas. En la charla de prensa señalaron que esta obra es una síntesis de su hacer en la que se despliegan aspectos claves de su gramática creativa.

Volvemos a esa definición de obra inclasificable donde se encuentran cristales, esponjas, caucho, madera, bronce, vasijas de vidrio, cerámica y los trípodes en los que se apoyan convirtiéndose en objetos totémicos.

En el documental, que no debe soslayarse, Tunga explica que “las imágenes portan siempre sentido, fórmulas ocultas. Usamos muchas técnicas diferentes, desarrollando muchos elementos diferentes que se unen para construir una obra o un conjunto de obras.”

Para el artista, muy interesado también en la arqueología, “la presencia del tronco de un árbol fosilizado sirve como testimonio de la naturaleza antes de la presencia colonizadora de los seres humanos. Las esculturas de bronce patinado que representan los dedos pulgares evocan lo vivo como parte de la dimensión etérea de la existencia”.

Esta obra fue presentada en Francia en 2015 y desde 2023 hasta marzo 2024 en el Museo de Arte Moderno de San Pablo.

Un tronco petrificado de 2500 kg. ocupa el centro de la sala del subsuelo del Malba. En el documental comentado, en el que también muestra su taller con vista al morro Pedra de Gávea, después de su fallecimiento en 2016 convertido en Instituto Tunga, que dirige su hijo Antonio Mourau, el artista cuenta la historia de ese tronco.

Durante el encuentro con la prensa, Mourau comentó que en ese tronco de millones de años hay una transformación, del vegetal al mineral.

Lisette Lagnado, nacida en el Congo, vive desde su adolescencia en Brasil; periodista, crítica de arte, curadora, profesora universitaria, señala que “la obra de Tunga no cabe en el registro de la razón, en realidad, migra a historias fantasiosas y que como un incansable cuestionador de categorías estéticas, presenciar su obra provoca impacto, asombro, a la manera de un ritual”.

(Av. Figueroa Alcorta 3415. De lunes a domingos. Los martes cerrado. Los miércoles entrada gratuita .Clausura el 17 de febrero de 2025.)

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