La felicidad es una de las metas más codiciadas a lo largo de la historia de la humanidad, pero su definición sigue siendo esquiva. Cada cultura, cada época y cada individuo parecen tener su propia versión de lo que significa ser feliz, lo que da lugar a una búsqueda constante que toca todas las áreas de la vida: desde las relaciones interpersonales hasta la satisfacción profesional.
Para algunos, la felicidad está relacionada con el bienestar material o con la satisfacción de las necesidades inmediatas, mientras que para otros, está más conectada con el logro de metas a largo plazo, la autorrealización y la paz interior. Sin embargo, este sentimiento va más allá de ser un concepto abstracto, tiene una base científica que reside en las hormonas producidas por nuestro cerebro, entre ellas: dopamina, serotonina, oxitocina y endorfinas.
Tal como señala el neurocientífico Dean Burnett, autor de El cerebro feliz, estas hormonas son esenciales para iniciar el día con una mentalidad positiva y enfocada. Cada una de ellas tiene un papel distinto:
Para empezar el día activando estas hormonas, se puede seguir una serie de sencillos pasos recomendados por el experto en neurociencia David JP Phillips:
La búsqueda de la felicidad es una parte inherente de la experiencia humana, pero requiere introspección y autenticidad. Para muchos expertos, la clave está en aceptar que no es un destino final, sino una serie de momentos de satisfacción, equilibrio y conexión. Así, el enfoque debe cambiarse hacia disfrutar el proceso, vivir de acuerdo con nuestros valores y evitar las trampas de las expectativas externas.
Autor: Matías Torino
El Universal (México)