Unos 150 nadadores, entre los que había una mayoría de argentinos, varios uruguayos y algunos chilenos, se reunieron el pasado 28 de septiembre para hacer una competencia de nado en la zona de La Estacada, en el barrio montevideano de Punta Carretas, Uruguay, tal como ya lo habían hecho el 18 de mayo de este año.
La idea era hacer una competencia especial, a beneficio de la Fundación Hilo Rosa, en el mes de la prevención del cáncer de mama: una final del Sudamericano de Aguas Abiertas, que organizan los Nadadores de Aguas Frías (NAF) de Argentina, una asociación con la que deportistas uruguayos comenzaron a relacionarse en 2022, dos años después de que se fundara, en plena pandemia -a raíz del cierre de las piscinas por motivo de la emergencia sanitaria-, el colectivo NAF Uruguay.
Desde entonces se llevaron adelante varios torneos conjuntos de natación en mar abierto, en distintos lugares del sur argentino y chileno, en Punta del Este (donde se compitió en 2023) y, este 2024, en Montevideo.
Sin embargo, aquel sábado primaveral no terminó -o, mejor dicho, no empezó – de la mejor manera, desde el momento en que, desde las instalaciones del club La Estacada, los deportistas se acercaron al agua y notaron que había algo raro. Un olor “fétido”, un estado barroso que a muchos les generó desconfianza y que llevó a que varios participantes decidieran no tirarse al mar.
En el lugar se encontraba, entre otras autoridades y representantes nacionales y departamentales, el subsecretario de Salud Pública, José Luis Satdjian, que fue testigo de lo que ocurrió después y encargado de ordenar investigar lo ocurrido.
El problema comenzó al otro día, cuando 85 deportistas de los 92 que decidieron competir pese al estado del agua comenzaron con cuadros digestivos, como diarrea y vómitos.
“Hicimos las averiguaciones con la gente de la Intendencia de Montevideo (IMM) y nos contaron que lo que ocurrió ese día fue que coincidió con una reparación que estaban haciendo en el colector que lleva al mar las aguas servidas, y que como tuvieron que cerrarlo, estaban volcando esas aguas a través de una reclusa pluvial que está a unos 100 metros de la zona donde estábamos nadando”, señaló a El País Antonio Stankevicius, referente y organizador de NAF Uruguay. “Así que nadamos en aguas servidas”, lamentó.
La situación se hizo pública el primero de octubre, en un comunicado de este colectivo en su cuenta de Instagram, donde se aseguró que “lamentablemente, el evento debió haberse suspendido debido a que las condiciones del agua no eran óptimas para la realización” y que como consecuencia “un gran número de participantes se vio afectado en diversos grados”. “Somos un grupo de nadadores que ama este deporte y se esfuerza por hacerlo de la mejor manera. Reconocemos que en esta ocasión cometimos un grave error y es parte de nuestra responsabilidad asumirlo”, decía también ese comunicado.
Sin embargo, la organización había tramitado ante la IMM todas las habilitaciones necesarias para hacer esta competición. De hecho, la Junta Departamental de Montevideo declaró de interés esta actividad el 28 de agosto y “dispuso, además, la entrega de 50 medallas, 10 trofeos chicos y 10 trofeos grandes a los organizadores del evento para ser entregadas a los participantes”, según se lee en la página web de este organismo
“Nosotros pedimos los permisos a la IMM, que pasa por la comisión ambiental de playas”, dijo Stankevicius, que agregó que la confirmación de la contaminación la obtuvo de Guillermo Moncecchi, director de Desarrollo Ambiental de la comuna. El jerarca, incluso, según la versión de Stankevicius, reconoció a los nadadores que hubo un “error administrativo”. “La zona no figuraba como no apta para baños ese día en la web de la intendencia. No tenía que haber sido habilitada”, siguió el nadador.
El diario El País consultó a Moncecchi sobre todo esto. Respondió por escrito que es cierto que fue dada la autorización para la actividad, pero que luego de lo ocurrido se “evaluó que el lugar no debería autorizarse para este tipo de evento, ya que es una zona muy cercana a instalaciones de saneamiento y a un puerto deportivo, y por lo tanto no está habilitada para baños”. Añadió que se tomó la decisión de no hacer nuevas autorizaciones “en esa zona” y negó que la causa de la contaminación fuera la reparación del colector. “Se desarrolló el evento en una zona no apta para baños -subrayó-, cercana a un puerto y de influencia de la planta de bombeo”.
Satdjian, por su parte, indicó al mismo medio que luego de tomar conocimiento de lo ocurrido, ordenó al MSP que hiciera una investigación y que “se siguiera la evolución de la salud de personas afectadas”.
Por otro lado, fuentes de la cartera indicaron que en una reunión con autoridades de la IMM se transmitió que era necesario “tomar medidas preventivas” en esa zona.
Reclamo político
El tema generó preocupación en el diputado Martín Lema, muy probablemente futuro candidato a intendente por el Partido Nacional.
En una exposición escrita que envió a la presidenta de la Cámara de Representantes, Ana Olivera, el legislador, cuestionó que la IMM “haya vertido las aguas servidas de mantenimiento al mismo tiempo que autoriza actividades acuáticas cuando las aguas no se encuentran en condiciones”. “Teniendo presente la cercanía de la temporada de verano y que las playas de Montevideo son muy concurridas en estas épocas por personas mayores y niños que deben ser especialmente tutelados en su salud -escribió Lema-, solicitamos a la IMM que informe a la población qué medidas se tomaron al respecto para evitar que estos incidentes vuelvan a suceder”.
El País (Uruguay)
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