Después de la salida de Eduardo Rodríguez Chirillo de la secretaría de Energía y el desembarco -a pedido de Mauricio Macri- de María del Carmen Tettamanti en el área, en el Gobierno y en el PRO se sigue hablando de otros cambios sensibles en la administración.
El ex presidente se puso al frente de las negociaciones por el apoyo político y los cargos con Javier Milei y Santiago Caputo, aunque nombró como principal interlocutor al jefe del bloque de diputados, Cristian Ritondo, que estuvo el lunes reunido a solas 30 minutos con el asesor presidencial.
Macri quiere hacer valer el blindaje del veto presidencial, después de salir al rescate del jefe de Estado, y justo cuando aparece un nuevo veto –precisamente para limitar el alcance de los DNU– en el horizonte. Por motivos diferentes, Macri compartía con Caputo su rechazo a Rodríguez Chirillo, nombrado por Nicolás Posse, pero el Gobierno mantenía en el cargo al ahora ex secretario de Energía -con una gestión maniatada por el ministro de Economía- para no sufrir la presión del líder del PRO.
Por estas horas suena con fuerza la posibilidad de que el diputado por Santa Fe Luciano Laspina reemplace al cordobés Daniel Tillard al frente del Banco Nación. También se empuja el nombre del pampeano Martín Maquieyra para el directorio de YPF. Tillard había llegado a su cargo junto con el lote de ex funcionarios de Juan Schiaretti que Guillermo Francos sugirió al inicio de la gestión.
Ninguno de los dos nombres propuestos por el PRO están atados ni sus nombramientos sellados. En primer lugar, por la negativa que hacían circular hace 8 días en los despachos más encumbrados de la Casa Rosada, cuando aseguraban que no cederían cargos al PRO. El macrismo, de todos modos, no quiere perder poder de fuego en la Cámara de Diputados y quiere asegurarse que los legisladores que los reemplacen voten en su misma sintonía. «Mauricio quiere poder y plata«, resumió brutalmente un dirigente al tanto de las negociaciones. YPF y el Banco Nación parecen cumplir con esos atributos.
Macri también pidió más lugares en el ex ministerio de Desarrollo Social. La salida de Leila Gianni de la subsecretaría de Legales de Capital Humano obra en esa dirección. El titular del PRO tiene un vínculo aceitado con Sandra Pettovello y logró rodear a la ministra de funcionarios de su confianza como la ex funcionaria porteña Yanina Nano Lembo y, más lejos y de manera informal, Lucas Aparicio, su ex secretario de Trabajo.
En el combo también suenan lugares para dirigentes del PRO en organismos descentralizados de la Nación en las Provincias, como ANSES y PAMI, que hasta ahora habían sido copados por los delegados de Karina Milei, Martín y Eduardo «Lule» Menem para robustecer el armado partidario de La Libertad Avanza.
En el PRO también hablan de sugerir nombres propios para los directorios de las empresas privadas que forman parte del Fondo de Garantía de Sustentabilidad.
La Hidrovía, la Aduana y la AFIP, otros lugares codiciados por el ex mandatario, aparecen en el horizonte. No parece tan sencillo.
Macri recibió hace dos semanas en sus oficinas de Olivos a la flamante secretaria de Energía y a Emilio Apud, el referente en la materia que más escucha. Allí terminó de darle el visto bueno a la funcionaria que formó parte de los equipos técnicos de Patricia Bullrich en la campaña
Al mismo tiempo, dentro del armado libertario, los armadores de Karina Milei decidieron aminorar la presión sobre Macri y dilataron los procesos de fusión entre los dirigentes que responden a Bullrich como el que se había plasmado en la Legislatura bonaerense. La ministra de Seguridad es una enemiga íntima del ex mandatario.
Ni Ritondo ni los principales diputados del PRO se hicieron presentes el martes en el Congreso, donde la ex candidata presidencial de JxC expuso el gasto de Seguridad en el Presupuesto 2025 y se peleó a los gritos con Leopoldo Moreau. Salvo la presencia de Juan Pablo Allan casi no hubo dirigentes de Bullrich en el acto de Karina Milei el viernes en La Plata. Tampoco se hicieron presentes columnas de su armado en el acto del Presidente en Parque Lezama.
Al mismo tiempo que el Gobierno cede a los pedidos de su principal aliado y estudio otros más ambiciosos, en la Rosada insisten con la posibilidad de ir en espacios separados en la Ciudad para quedarse con los tres senadores, una alternativa peligrosa si el peronismo o la oposición más dura en la Ciudad logra trepar al segundo puesto. Exploran, además, posibles armados con ex dirigentes del macrismo en las provincias. En el partido amarillo, por ahora, prefieren hablar del «apoyo institucional del PRO» al Gobierno.