El INTA Catamarca está llevando a cabo un estudio sobre la amplitud térmica en el Valle Central, con el fin de brindar a los productores herramientas que faciliten la toma de decisiones.
En el contexto del cambio climático, donde las temperaturas extremas se vuelven más frecuentes, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en Catamarca puso atención en dos cultivos: nueces y almendras. La investigadora del INTA Catamarca, Nadia Valverdi, destacó la importancia de comprender cómo las temperaturas afectan el crecimiento y rendimiento.
“Conocer específicamente cómo la temperatura afecta el crecimiento y rendimiento de los cultivos permite hacer una mejor selección a la hora de elegir qué plantar y que los programas de mejoramiento seleccionen nuevos cultivares que sean capaces de tolerar un futuro más caliente impuesto por el cambio climático, sin perder productividad”, explicó Valverdi.
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En este contexto, el estudio se centra en evaluar diferentes cultivares de almendros y la variedad Chandler en nogales. La respuesta de estos cultivos ante las variaciones climáticas, especialmente en cuanto a la floración y los estadios fenológicos, “es esencial para anticipar los impactos en la producción”. Además, se busca establecer modelos predictivos que permitan a los productores ajustar sus estrategias de manejo según las condiciones climáticas cambiantes, señalaron desde INTA.
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“El fin de ambos estudios es poder establecer las temperaturas en las que ocurren los distintos estadios fenológicos, como ser floración masculina y femenina, para poder crear un modelo con información de cómo afecta tanto el frío como el calor a la calidad de la nuez y almendra al final de la temporada”, subrayó Valverdi.
La investigación busca crear un modelo predictivo para entender cómo responden los cultivos
El INTA Catamarca, en colaboración con provincias como Mendoza y La Rioja, se embarcó en este estudio vital sobre la adaptación de almendras y nueces a temperaturas extremas en climas áridos.
Asimismo, en regiones como Mendoza, La Rioja y Catamarca, las temperaturas en verano superan los 40 grados, siendo la estación de crecimiento de almendros y nogales. Esta situación llevó a adelantar los procesos, generando la necesidad de entender cómo estas condiciones climáticas influyen en la producción.
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No obstante, las altas temperaturas pueden afectar negativamente el fotosistema 2, responsable de convertir la energía lumínica en energía química. Este fenómeno provoca un cierre de seguridad del sistema y la liberación de energía en forma de calor. Este proceso, a su vez, eleva la temperatura de las hojas, cerrando los estomas y limitando la absorción de CO2, lo que impacta en el crecimiento, tanto vegetativo como de los frutos, explicaron desde INTA.
En el caso de los almendros, la investigación evalúa diferentes genotipos de pies y copas, midiendo estadios fenológicos, crecimiento vegetativo, capacidad fotosintética y estado hídrico de la planta. El objetivo es identificar los cultivares que mejor se adapten al clima cálido del Valle Central de Catamarca. Los resultados a campo retroalimentarán los programas de mejoramiento, guiando la selección y valoración de cultivares para diferentes ambientes, afirmaron.
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En tanto, los resultados del estudio no solo ofrecerán valiosa información para la adaptación de almendros y nogales a climas cálidos, sino que también serán una guía crucial para los productores. Valverdi subrayó que “la correcta selección del material genético es esencial, ya que, a diferencia de otros desafíos como plagas o falta de nutrientes, una mala elección genética es difícil de contrarrestar”.
La investigadora enfatizó que “los productores, con esta información, podrán tomar decisiones más informadas sobre qué cultivares implantar en función del comportamiento evaluado en la provincia”.
En el caso de la investigación sobre nogales, centrada en la variedad Chandler, se evalúa la nuez en diversos ambientes que abarcan desde el Valle de Uco en Mendoza hasta Catamarca. Este enfoque permite observar cómo las distintas condiciones ambientales afectan la fenología, la calidad del fruto y la producción de asimilados hacia el mismo.
Valverdi destacó que “evaluar un mismo cultivar bajo diferentes condiciones ambientales proporcionará información valiosa para desarrollar mapas de aptitud productiva, no solo para las regiones estudiadas, sino también para otras provincias como San Juan y Río Negro”.
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“Daremos herramientas de decisión para que los productores puedan conocer anticipadamente la calidad de la nuez que van a cosechar ese año de acuerdo con las temperaturas ambientales. Con esto se podrá hacer una mejor planeación de comercialización de acuerdo con las condiciones climáticas del año”, concluyó Valverdi