Desde 1994, la tragedia de bomberitos marcó un antes y después en la vida de los vecinos de Puerto Madryn. La muerte de los niños, adolescentes y jóvenes de entre 11 y 23 años aún duele cuando cada 21 de enero se recuerda una de las peores tragedias que enlutó a la localidad portuaria.
Eran casi las 15 cuando un llamado de emergencia alertó a la policía local sobre un incendio que se desarrollaba en un campo ubicado a pocos kilómetros al oeste de Madryn, en las proximidades de la ruta nacional 3. El equipo de bomberos respondió rápidamente al llamado, sin imaginar que ese día se convertiría en un capítulo trágico en la historia de la ciudad. Se trataba de un incendio de pastizales, con llamas que se extendían rápidamente y dificultaban la labor de los bomberos.
Inmediatamente llegaron al lugar dos grupos de bomberos, que para combatir el fuego se internaron 3000 metros dentro del campo. Dos horas más tarde llegó una tercera dotación comandada por el suboficial principal José Luis Manchula, en el que había varios menores de edad, quienes tenían como protección solamente un overol y botas. Este grupo caminó 400 metros en dirección oeste, pero durante el trayecto, a las 17.20, los sorprendió un cambio de la dirección del viento que soplaba a 40 km/h.
Si bien el sargento Julio Laportilla, quien estaba a cargo de uno de los dos primeros grupos, logró advertir el peligro de la situación y llamó inmediatamente con su handie a Manchula, nadie le contestó. Cuando 10 minutos más tarde volvió a comunicarse, Manchula respondió y pidió auxilio. Las llamas eran cada vez más grandes y los estaban rodeando.
Laportilla hizo lo imposible por llegar al lugar, pero el fuego no se lo permitió. Si bien pidió ayuda, nada pudo hacerse. Al día siguiente, una avioneta sobrevoló el lugar y se encontró con el peor de los escenarios: todos los que estaban en el tercer grupo habían muerto. Allí estaban los cuerpos de los 25 jóvenes de entre 11 y 23 años. Según la autopsia, la causa de muerte fue un proceso de asfixia a causa del monóxido o un edema generado por la inhalación de gases altamente calientes.
La tragedia de “tragedia de los bomberitos” se conoció rápidamente por todo el país y generó un profundo dolor y conmoción. Familias enteras quedaron devastadas al perder a sus seres queridos y la ciudad de Puerto Madryn quedó sumida en el luto. El país entero se unió en solidaridad y expresó su dolor y apoyo a las familias afectadas por la desgracia ocurrida.
En la actualidad solo pueden ingresar como aspirantes a bombero personas mayores de 18 años.
LA NACION