Una selva tupida con una pequeña playita sobre el Río Paraná. Del otro lado, Paraguay y las islas de Itá Corá. Las coordenadas exactas: 27º16’48.4» Latitud Sur/ 58º18’14.3 Longitud Oeste. En ese paraje agreste -a unos seis kilómetros del centro de la ciudad de Itatí, en la provincia de Corrientes-, Federico «Morenita» Marín (34) y su esposa Lourdes Alegre se encontraban en secreto.
«Morenita», uno de los principales contrabandistas de marihuana del Litoral, estaba prófugo desde el 22 de febrero cuando se fue del programa de Protección a Testigos e Imputados que le había dado una nueva identidad y una casa en Pilar.
Lourdes, que seguramente fue parte del plan de escape desde el inicio, lo siguió y a mediados de abril regresó a su casa de Itatí con sus cinco hijos.
Por romper las reglas, que lo monitoreaba con tobillera electrónica, Marín y su familia fueron excluidos del programa el 26 de junio.
Sin embargo, se quedaron varios recuerdos de su breve paso como testigos protegidos: un Fiat Uno tres puertas y cinco teléfonos celulares, además del dinero en efectivo que les habían dado para manejar un quiosco, emprendimiento con el que debían empezar una nueva vida.
El narco Federico «Morenita» Marín murió en un tiroteo con la Policía.Paradojas del destino, las cosas que se llevaron del programa fueron muy útiles para rastrearlos. Sobre todo, el Fiat Uno, que fue ubicado en Itatí y al que se le logró poner un rastreador satelital. El aparato registraba todos los movimientos del auto, que era manejado por Lourdes. Así se logró ubicar el punto exacto (con latitud y logitud) donde periódicamente iba la mujer.
Ese ese punto de encuentro que quedaba en el medio de la nada -justo frente a las islas donde, según información de inteligencia, «Morenita» se escondía-, fue un lugar clave para montar guardia. Y así se hizo hace siete días cuando otros indicios indicaron que, como lo hacía cada tanto, Marín iría a Itatí a visitar a sus hijos.
Tratando de pasar desapercibidos en una ciudad donde todos se conocen y gran parte protege -por acción u omisión- a gente como Marín, tres brigadas de la División Búsqueda de Prófugos (de la Superintendencia de Investigaciones de la Policía Federal) llegaron a Itatí a tratar de cercar a uno de los narcos más buscados del país.
El narco Federico «Morenita» Marín murió en un tiroteo con la Policía.El 15 de agosto, mientras hacían escuchas telefónicas a una serie de sospechosos de tráfico de marihuana, los policías se toparon con una comunicación particular: a uno de esos teléfonos entró una llamada desde un celular con código de área de Corrientes y la voz que se escuchaba era idéntica a la de Marín.
Eso hizo que también se reforzaran los policías destinados a la búsqueda de Morenita en Itatí.
El «Día D» resultó ser el pasado domingo 27. Y nuevamente el Fiat Uno resultó clave.
Una de las armas y el Fiat Uno en el que se movía «Morenita».Tal como le había pasado en febrero de 2018 -cuando Marín fue detenido por Gendarmería luego de visitar a su familia-, «Morenita» arriesgó todo para ver a su hijos. Pero esta vez terminó muerto.
Los policías de Búsqueda de Prófugos que tenían el dato de su visita montaron guardia cerca de la playita donde se encontraba con su mujer. Y lo vieron subir al Fiat Uno en el que iba Lourdes al volante y su hija mayor de copiloto. Serían cerca de las 21 del domingo 27. Los que vigilaban la playa dieron el alerta a sus compañeros que estaban en Itatí.
Faltaba poco para el final.
Cerca de las 21.45, en el cruce de Fray Juan de Gamarra y Los Benedictinos, en pleno centro de Itatí (muy cerca de la casa de la madre de «Morenita»), una camioneta de la Policía Federal le cortó el paso al Fiat Uno. De la camioneta se bajaron tres oficiales, entre ellos el jefe de la división.
Marín, que llevaba cuatro armas en el auto y otra más en una cartuchera agarrada en la cintura, decidió resistirse a los tiros.
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Además de pistolas, la Policía encontró una manopla y algunos celulares.
«Morenita» bajó del Fiat Uno disparando y, según los policías, primero se escudó tras la hija. Entonces comenzó un forcejeo en el que un cabo primero terminó con un balazo en la ingle y su jefe con un roce en un hombro.
Marín recibió tres disparos y cayó al suelo: uno entró por su muñeca derecha (impactó en la mano con la que empuñaba la Bersa) y salió por su codo; otro le entró por la ingle, también con orificio de salida; el balazo mortal lo sufrió en el tórax, un poco por encima del hígado. Esta bala no lo traspasó, sino que se corrió hacia el lado del corazón.
Lo que siguió fue tan tenso como el propio tiroteo. Cuando llegó la ambulancia a atender a los policías, la hija de «Morenita» comenzó a insultar a los médicos por no atender a su padre. Y también les gritó a los policías. «Me dejaste sin mi papá, idiota«, chilló la adolescente mientras los vecinos filmaban y allegados a la familia intentaban llevarse el cuerpo y el auto.
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Agentes de la Federal lo venían siguiendo, hubo un tiroteo y el narcotraficante murió en Itatí, Corrientes.
Todo se fue calmando cuando llego la Policía local y Gendarmería, a la que, por protocolo, se le encargaron las pericias del caso. Fue entonces, cuando comenzaron a revisar el auto, que se encontraron con que Marín iba armado como para la guerra.
Para empezar, los gendarmes encontraron una pistola Glock calibre 40 con 12 balas en un bolsito de mujer que Lourdes Alegre llevaba abajo del asiento del conductor. . Un revólver 38 Special con ocho municiones, un revólver calibre 38 Amadeo Rossi y un tercer revólver calibre 38 fueron secuestrados de la mochila que llevaba Marín en el asiento trasero. También había municiones de todo tipo y hasta una manopla de hierro.
Quién era «Morenita» Marín
La primera causa importante que registra Federico «Morenita» Marín arrancó en 2011, cuando fue detenido en Tucumán acusado de integrar una banda narco. Por ese expediente fue condenado a 5 años de prisión en el 2014, luego de firmar un juicio abreviado.
A fines de ese mismo año salió en libertad y, por cuestiones humanitarias (su esposa a hijos seguían en Corrientes), se le permitió volver a Itatí durante su libertad condicional.
No tardó mucho en meterse en problemas nuevamente y en 2015 se ordenó su captura. Entonces decidió refugiarse en las islas del Paraná (tal y como lo hizo ahora). Viviendo a los saltos, logró mantenerse prófugo tres años.
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En este video original de Clarín, la periodista Virginia Messi repasa la historia del contrabandista que metió toneladas de marihuana en la Argentina.
«Morenita» cayó en 2018, también en una visita a su familia, y el operativo para su entrega duró horas. Antes ya se había tiroteado dos veces con Gendarmería. En una oportunidad quedó herido y en otra escapó a campo traviesa cruzando a los tiros una canchita de futbol en la que se jugaba un partido.
Su suerte quedó marcada por la megacausa “Sapucay”, que permitió establecer cómo tres bandas narco actuaban con impunidad en Itatí, incluso con complicidad del poder político, policial y judicial.
Según la investigación de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), a cargo de Diego Iglesias, la banda de Marín enviaba cargamentos de marihuana a Tucumán, Córdoba, Mendoza, Santa Fe, Chaco, Buenos Aires y la Villa 21 de la Ciudad de Buenos Aires.
En la causa «Sapucay», el capo narco correntino firmó un juicio abreviado por 12 años de prisión tras aceptar la imputación de ser miembro de una asociación ilícita, y coautor en el comercio de estupefacientes agravado por servirse de menores de 18 años y por la participación de funcionarios públicos.
También fue encontrado culpable de pagar coimas al ex juez federal de Corrientes Carlos Soto Dávila, quien terminó con una condena a seis años de prisión.
Como había declarado como arrepentido, la Cámara de Casación le redujo la pena a la mitad. Preso en el penal de Marcos Paz, se le concedió la prisión domiciliaria el 9 de noviembre de 2022. Ya todo el mundo sabía que él había declarado en la Justicia, incriminando incluso a socios narco que habían jurado cobrarse el «favor».
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Filmación de las negociaciones del narco con el juez y el fiscal.
Se podría decir que «Morenita» murió en su ley, la de la violencia. Luego de la conmoción por el enfrentamiento con la Policía, se decidió reforzar Itatí con Gendarmería .y Prefectura. Había muchos rumores, incluso se decía que gente de Paraguay llegaría a Corrientes a vengar la muerte de Marín.
Pero finalmente nada de esto ocurrió. El cuerpo le fue entregado a la familia el lunes 28 por la noche. Tras el velatorio, se cumplió se cumplió con un ritual ineludible para cualquier correntino: el paso por la Basílica de la Virgen de Itatí.
EMJ