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Piero Ghezzi. La experiencia de Perú muestra que una macro ordenada no basta para incorporar a muchísima gente a la formalidad

“La estabilización macro y la apertura van a tener un impacto importante en el crecimiento de la economía argentina pero no va a bastar”, plantea. “Una macro sólida y estable es una condición necesaria para tener un proceso de crecimiento sostenido pero no va a ser suficiente”, afirma. “Para incluir a más trabajadores al sector moderno de la economía, se requieren otras políticas públicas mucho más microeconómicas. La política macro, que es transversal, no alcanza”, sostiene. “En Perú, empieza una reversión donde lo más sólido, que por mucho tiempo ha sido lo macro, empieza a verse afectada: no puedes tener una cosa muy buena en medio de tantas cosas malas que han pasado como la inestabilidad política y la corrupción”, analiza. “En 1990, Perú tenía una inflación del 7.600 por ciento. Se requería un ajuste monstruoso”, describe. “El programa de estabilización peruano comenzó en 1990. Llevó muchos años llegar a la inflación de un dígito”, aclara. “El proceso peruano fue largo y combinó la estabilización macroeconómica con las reformas estructurales”, detalla. “En Perú, aumentó la oferta laboral pero no hay suficientes sectores para incorporar a esos trabajadores”, advierte. “Perú pasó de no existir en el sector arándanos a ser el principal exportador de arándanos en el mundo”, precisa. “El boom agroexportador peruano es el mejor ejemplo de una política pública buena capaz de crear un nuevo sector productivo”, dice. “El sector agroexportador peruano creó entre 300 mil y 400 mil empleos directos que no existían, todo consecuencia de buenas políticas públicas, incluida la estabilidad macro”, concluye.

El economista Piero GhezziANDRES VALLE

El respetado economista peruano Piero Ghezzi, especialista en desarrollo productivo, macroeconomía y finanzas, estuvo en La Repregunta. Ghezzi fue ministro de la Producción de Perú entre 2014 y 2016. Durante casi quince años, estuvo en lugares clave de los mercados: fue jefe de investigación de Mercados Emergentes en Barclays Capital, en Londres, y antes, jefe de Estrategia de Deuda Externa para Mercados Emergentes del Deutsche Bank, en Nueva York.

Ghezzi es doctor en Economía por la Universidad de California, Berkeley, y economista por la Universidad del Pacífico, Perú. Es autor de El Estado productivo: una apuesta para reconstruir la relación entre mercado y Estado en el Perú de la pospandemia. También, coautor de ¿Qué se puede hacer con el Perú? Ideas para sostener el crecimiento económico en el largo plazo, entre otros títulos.

¿Alcanza con el ordenamiento de la macroeconomía para entrar a un ciclo de crecimiento sustentable? ¿Por qué Perú bate récords con veintisiete años de inflación anual de un dígito pero su informalidad laboral llega al 70 por ciento? ¿Le puede pasar a la Argentina de Milei? Ghezzi hizo su análisis.

Aquí, la entrevista completa.

-Perú acaba de convertirse en el país líder por su éxito en sostener una inflación de un dígito anual desde hace veintisiete años. Hasta agosto, Chile lideraba ese ranking. Ahora, Perú, con una inflación interanual del 2 por ciento en agosto. Para entender el grado de estabilidad de la economía peruana, ¿cuáles son los indicadores macroeconómicos de Perú hoy y cómo se dieron históricamente?

-El Perú lanza su programa de estabilización con Fujimori, en agosto del año ´90. Veníamos de una inflación del 7.600 por ciento. Se requería un ajuste fiscal monstruoso, un ajuste de precios relativos, un déficit cero, un comité de caja, prohibición de que el Banco Central emitiera dinero para financiar al gobierno.

-¿El ajuste que se requería era más monstruoso que el ajuste que lleva adelante el presidente Javier Milei, que considera que es el ajuste más grande de la historia mundial?

-En ese momento, el Perú enfrentaba gravísimos problemas. No lo quiero comparar con Argentina. Cada país tiene sus peculiaridades. Pero estamos hablando de una recaudación fiscal del 4 por ciento del PBI: o sea, era imposible, no había dinero para gastar. El ingreso público estaba completamente licuado. Se tuvieron que aumentar treinta veces las tarifas de combustibles en el programa de 1990. Y todo eso sin reservas monetarias, con pocos dólares, lo que obligaba a hacer un programa híbrido entre ancla cambiaria y ancla monetaria. Tú mencionas el récord de veintisiete años con inflación anual de un dígito. Eso nos lleva a 1997 pero el programa de estabilización peruano comenzó en 1990, o sea, llegar al “single digit” llevó muchos años de una consistente y continua política de estabilización y de coordinación de la política monetaria y fiscal. En 1991, al año siguiente del lanzamiento del plan de estabilización, todavía había 140 por ciento de inflación anual; después, 60 por ciento, 40 por ciento. Fue un proceso progresivo de reducción inflacionaria en la ausencia de un ancla cambiaria. A veces es más fácil que las expectativas se anclen alrededor de un tipo de cambio y que todo el mundo fije precio a su alrededor. El Perú, al no tener reservas y al tener otras otras restricciones para fijar un tipo de cambio demasiado alto, tuvo esta política más progresiva pero consistente en una construcción de institucionalidad. La misión era reducir la inflación, lo que tomó varios años. Hubo contratiempos y altibajos. También se combinó con una apertura importante de la economía, porque no es solamente la inflación. La economía peruana era muy poco competitiva, muy cerrada, con muchos subsidios, protegida, con una balanza de cuenta de capitales y de cuenta corriente cerradas. Hubo privatizaciones. Fue un proceso largo que combinó la estabilización macroeconómica con las reformas estructurales. A su vez, fue ayudado por la captura de Abimael Guzmán, el líder de Sendero Luminoso, que había sido un fenómeno importantísimo en el Perú de los ´80s y al comienzo de los ´90s. Esos tres fenómenos vienen de la mano. Es difícil decir qué cosa fue más importante, pero todos contribuyeron.

«En Perú, empieza una reversión donde lo más sólido, que por mucho tiempo ha sido lo macro, empieza a verse afectada: no puedes tener una cosa muy buena en medio de tantas cosas malas que han pasado como la inestabilidad política y la corrupción»

Perú hoy. ¿Por qué se estancó su crecimiento a pesar de una macro ordenada?

-Y al día de hoy, ¿en qué niveles están los indicadores clave como el de inflación o el de crecimiento en Perú?

-El proceso de crecimiento fuerte peruano ya se agotó. El Perú creció bastante entre el ´93 y el ´98. Vino la crisis. Volvió a crecer en la década de 2000. Ahora estamos hablando de un 2 por ciento de crecimiento más estructural, más de mediano largo plazo. El boom inicial se dio por varios factores y en el último tramo, por el boom de commodities desde el comienzo de la década de 2000, desde 2002 o 2003, que se agotó. Y ahorita tenemos una macro que es como el último bastión. El país ha venido en un declive continuo en los últimos años. Hasta hace poco, la política no había metido la mano: había gran consenso sobre la importancia de la política fiscal y monetaria, estable y ortodoxa, incluso cuando entra Pedro Castillo.

-Un presidente de izquierda. Antes que avance con la evolución, quiero detenerme en la parte fuerte de ese modelo. Sin duda un crecimiento de 2 por ciento comparado con el 4,5 por ciento de promedio anual que tuvo durante casi dos décadas o entre 4.5, 4.2, 3.2 de promedio parece bajo pero para la Argentina podría ser interesante ese crecimiento. Me llamó mucho la atención que dijera que en los años de Fujimori hubo una construcción de institucionalidad porque contrasta con el impacto que tuvo la presidencia de Fujimori en la institucionalidad política de Perú. ¿Usted se refiere puntualmente a la institucionalidad del Banco Central, con su autonomía establecida en la Constitución del ´93?

-Me refiero a la institucionalidad macroeconómica, al crecimiento de capacidades en el Ministerio de Economía y Finanzas y en el Banco Central, en la Superintendencia de Banca y Seguros y en las entidades públicas. El Banco Central estaba desprestigiado en el año ´90 pero empieza a ganar capacidades, a hacer mejor las cosas, a atraer más talento. Y eso genera un círculo virtuoso que permite que, algunos años después, sea una entidad muy respetada, con una continuidad de funcionarios que llevan muchos años. Julio Velarde está en el Banco Central desde el año ´90. Hay una continuidad en esa gestión.

«El proceso peruano fue largo y combinó la estabilización macroeconómica con las reformas estructurales»MINCETUR – MINCETUR

-Es el presidente del Central desde 2006.

-Exactamente.

-No importa si con gobierno de extrema izquierda, de centro, de derecha, no importa si pasan cinco o seis presidentes en cinco años: Julio Velarde continúa.

-Sí. Eso hasta ahora. Es imposible predecir qué va a pasar por un tema de edad, del tiempo que ha estado Julio Velarde. Y también porque el declive del país poco a poco empieza a impactar en el déficit fiscal. La cifra del déficit puede ser de 4 por ciento este año. En el mundo de la inversión, las “rating agencies” empiezan a reducir la calificación y a cambiar los outlooks. Empieza una reversión donde lo más sólido, que por mucho tiempo ha sido la macro, y ahora empieza a verse afectada porque no puedes tener una cosa muy buena en medio de tantas cosas malas que han pasado en términos de la política, la corrupción, etcétera.

-Perú logró esos veintisiete años de inflación de un dígito. En la Argentina, la visión del presidente Milei pasa por ordenar la macro como la causa de un proceso económico que lleva al crecimiento, a salarios reales altos y a una mejor calidad de vida. ¿Cuál es la lección que da Perú en ese proceso tan sostenido de una macro estable? ¿Por qué esa macro tan estable, que sigue estable al menos en la inflación, no termina de consolidar un crecimiento sustentable? ¿Qué pasó ahí?

-Porque, en realidad, una macro sólida y estable es una condición necesaria para tener un proceso de crecimiento sostenido pero no va a ser suficiente. Es un factor fundamental innegociable. En el año ´90, los peruanos llegamos a la conclusión y al consenso de que tener una macro estable, baja inflación y bajo déficit fiscal y evitar la maquinita era algo a lo que teníamos que llegar sí o sí. Ese consenso se logró y se ha mantenido por muchísimo tiempo. Eso ayuda a impulsar el crecimiento, sin ninguna duda, pero no va a bastar. Es evidente que no basta. Las reformas estructurales que se hicieron, la apertura de la economía y la apertura comercial, es decir, la inserción al mundo, con tratados de libre comercio, privatización, también contribuyeron de manera importante a ese crecimiento. Pero los modelos y los problemas van cambiando y las soluciones tienen que ir adecuándose a los nuevos problemas. Los errores que cometen los países es encontrar algo que funciona y creer que ya llegó a la perfección y ya no hay nada más que cambiar. Pero los problemas cambian y hay que ajustar las políticas públicas a esos problemas distintos.

-Una macro estable es una condición necesaria pero no suficiente. Pero es la condición necesaria para un primer proceso de crecimiento: ante una macro inestable no hay crecimiento posible. ¿Una macro estable da un primer rebote de crecimiento? ¿Esa sería la lógica?

-Sí, y es innegociable. En el ´90, en el Perú, lo más importante era reducir la inflación a un nivel manejable para que los esfuerzos y energía de los agentes y de los actores privados estuvieran más focalizados en la parte productiva y no tanto la especulación. De hecho, el Perú hasta ahora, a pesar de ser una economía bastante dolarizada, tiene un tipo de cambio que no fluctúa demasiado. La gente no está pensando dónde está el tipo de cambio. El tema especulativo no es una variable tan importante y esas energías se abocan a los temas productivos.

¿Por qué Perú tiene controlada la macro pero la informalidad laboral peruana es del 70 por ciento?

-¿Por qué si tuvo esta macro muy estable durante casi tres décadas, con estos indicadores tan envidiados por nosotros, el factor informalidad laboral es tan crítico? Ronda el 70 por ciento. ¿Qué pasó que esa macro estable y esos niveles de crecimiento que se lograron por correcciones de esa macro no generaron empleo de calidad?

-No generaron suficiente empleo de calidad, diría no. Hubo un boom de inversiones y de crecimiento y eso generó empleo en ciertos sectores. El sector agroexportador peruano, por ejemplo, es un claro caso, con 300 mil o 400 mil empleos directos generados, que antes no existían, todo como consecuencia de buenas políticas públicas, incluida la estabilidad macro. Pero hoy hay un aumento de la oferta laboral pero no hay suficientes sectores económicos que permitan incorporar a esos trabajadores. Para una mayor inclusión productiva, o sea, para incluir a más trabajadores al sector moderno de la economía, se requieren otras políticas públicas mucho más microeconómicas. La política macro, que es transversal, no alcanza. El proceso de incorporación de infraestructuras y otros temas transversales también contribuyen, pero hay que ir a temas más específicos de los sectores: determinar dónde aprieta el zapato en tal sector y cuáles son las políticas públicas requeridas para poner en valor los sectores económicos. Pensar que puedes quedarte a niveles únicamente horizontales y transversales sin ningún enfoque específico en política pública es una idea errada. Eso no significa que en el Perú de los ´90s no había que tener políticas transversales. Lo primero es ordenar la casa, es decir, la macro, abrir la economía, permitir al sector privado que compita y eso tuvo muy buenos resultados. Pero cuando en algún momento de los ´90s y los 2000 debió haberse ido a un tema más microeconómico de brocha fina, no se hizo ese trabajo, que era necesario para poner en valor más sectores, generar más puestos de trabajo e incorporar a más peruanos a la formalidad, que ante la ausencia de empleo se auto emplean en microempresas informales.

«En Perú, aumentó la oferta laboral pero no hay suficientes sectores para incorporar a esos trabajadores»

-La Argentina tiene hoy, aún con su fuerte crisis económica y macroeconómica histórica, mucho menos informalidad que Perú, entre un 40 y un 44 por ciento. La gran cuestión es: una política macroeconómica como la que ha logrado Perú y la apertura comercial y de inversión que tiene Perú traídas a la Argentina, si no se focaliza en las Pymes para crear trabajo de calidad en ese sector que emplea tanta gente, porque el principal empleador en la Argentina son las Pymes y no las grandes corporaciones, ¿la Argentina corre el riesgo de repetir las consecuencias más negativas del modelo peruano con este grado de informalidad alto?

-Es difícil comparar países, pero un fenómeno transversal a nivel mundial es que los sectores modernos de los países no están logrando generar suficiente empleo para emplear a la población. No hay suficiente empleo de calidad en general en el mundo. Y por eso, priman muchas Mypes, muchas de las cuales son de subsistencia, residuales y sin mucho potencial en servicios y comercio. Ese problema es bastante transversal y va a requerir políticas finas que van más allá de lo macro. Si uno tiene que hacer una predicción con su margen de error importante, la política macro y la apertura de la economía va a tener impacto importante en el crecimiento de la Argentina en los próximos años. Pero no va a bastar. La experiencia peruana y la de muchos países muestra que no basta para incorporar a muchísima gente en la formalidad. Y los cambios tecnológicos en el mundo están llevando a demandar menos empleo: es como estar yendo contra la ley de la gravedad. Hay unas fuerzas que complican la generación de buen empleo, de empleo de calidad. Y eso requiere más del Estado y del gobierno, más del sector privado, más de la colaboración público privada.

Carreteras peruanasMEF PERÚ – MEF PERÚ

-Usted destaca el factor de las reformas estructurales, de las desregulaciones y de la apertura económica. ¿Esa apertura y las reformas estructurales pudieron haber generado un impacto problemático en la matriz productiva peruana en el sentido de que se favoreció a sectores menos dadores de empleo?

-Lo más importante de la apertura es que volvió al sector privado mucho más competitivo, productivo e interesado en competir con el mundo, y en vez de estar pensando en prebendas y en buscar un arancel que prohibiera la competencia de importaciones. El sector privado se puso a competir. Incluso el sector industrial peruano, que estaba acostumbrado al proteccionismo, se puso a competir y eso es indudablemente favorable y positivo. Eso no ha cambiado hasta ahora. Sí queda claro que ese tipo de políticas públicas ayudó muchísimo a la generación de empleo. En el Perú, un sector dominante que no genera tanto empleo es la minería.

-Pero es importante para la inversión.

-Absolutamente, para las exportaciones, para el ingreso fiscal. El reto es cómo convertir los recursos de la minería en desarrollo económico. Porque en el Perú, la minería ocurre en las zonas económicas más pobres, en el Ande, más lejos de Lima, en las alturas donde hay muchas actividades productivas alternativas. Pero sería una locura pensar que el Perú puede desarrollarse sin poner en valor la minería, sobre todo en estos tiempos de la demanda, por ejemplo, de cobre, cuando los cambios de la matriz productiva relacionados con el tema climático son fundamentales. Perú tiene una oferta increíble de cobre. La minería en el Perú fue importantísima. Ha sido un driver de crecimiento con efectos directos e indirectos. Pero esperar que la minería misma genere empleo va contra el modelo y la estructura productiva de la minería.

Inka´s Berries. ¿Cómo fue que Perú se convirtió en el mayor exportador de arándanos del mundo? Macro más micro

-Hay un caso muy interesante y curioso en Perú por las implicancias que pueden rastrearse en ese proceso: el caso Inka´s Berries, un gran exportador de arándanos que convirtió al Perú en el primer exportador de arándanos en el mundo. Desplazó a Chile y a Canadá de esa posición. ¿Cuánto de ese fenómeno tiene que ver con la inversión privada y cuánto con políticas públicas?

-Es importante entender que en el Perú ocurrió un boom agroexportador de frutas y hortalizas. Comienza a fines de los ´90s y se consolida en este siglo. Arrancó con los espárragos; después, las uvas y las paltas y la última gran estrella fue el arándano. Era un producto que en teoría no se podía cultivar en climas tropicales, como la costa peruana. Todo este boom exportador, en realidad, fue consecuencia de una serie de políticas públicas importantes. Por ejemplo, grandes proyectos de irrigación, la creación y el fortalecimiento del Senasa, apertura de los mercados de exportación, tratados de libre comercio que permiten exportar arándanos a China con arancel cero y una Ley de Promoción Agraria que permite un mercado laboral más flexible para la contratación en el agro, que es estacional por naturaleza. Fue una combinación de políticas públicas que llevó a este boom de exportación. Permitió que el desierto de la costa peruana se llenara de campos de altísimo nivel de productividad y muy competitivos a nivel mundial. En este contexto, se da el boom del arándano: en pocos años, el Perú pasa de no tener ningún lugar en ese sector a ser el principal exportador de arándanos en el mundo, de lejos y sin ningún país que pueda competirle: entre otras cosas porque tiene una capacidad para hacer crecer arándanos en tan solo siete u ocho meses. Plantas hoy un arándano y en ocho meses lo estás exportando. Eso no se da en ningún lugar. Por el lado de domesticar o adaptar variedades de otros países a la realidad peruana, Inka´s Berries fue quien lo hizo: Carlos Gerez, en ese momento un joven empresario peruano, va a Chile, consigue variedades y encuentra que se adaptan bien al Perú, a las condiciones de la costa peruana desértica. En teoría, ese arándano no debería crecer, pero ha crecido muy bien. Se lo vende a Campo Sol, que es el líder productor. Inka´s Berries ha sido el líder en términos de traer la variedad, el innovador y el pionero. En términos agrícolas, el gran pionero exportador peruano es Campo Sol.

-¿Era habitual que se permitiera legalmente llevar genética de otro país, como la que lleva Gerez desde Chile?

-Una ventaja de la exportación peruana es que se puede importar genética de otros países con relativa facilidad. En los últimos años, el Perú se ha vuelto un país donde algunas empresas ya han generado genética local con variedades adaptadas a las condiciones locales. El hecho de que crezca todo tan rápido permite que los “learning cycles” sean muy rápidos. No tienes que esperar tres años para ver qué pasó porque todo crece en ocho meses. Los ciclos de aprendizaje se acortan y eso permite hacer una innovación mucho más dinámica, profunda, con mayor conocimiento y adaptación. Permite entender también cómo un sector que se podría decir un sector de recursos naturales tradicional como la agricultura puede ser muy moderno. No deberíamos pensar en que América Latina tiene compañías de recursos naturales. Lo que quieres es construir una economía del conocimiento sobre la base de tus recursos naturales: no dejar de lado tus recursos naturales y denigrarlos como parte de un modelo atrasado. Más bien el marco para pensar es: al final estas empresas exportadoras de la costa son fábricas, sólo que en vez de producir celulares producen arándanos, mangos, uvas. Son economías absolutamente modernas, procesos productivos innovadores y modernos.

-¿Podría decirse que el caso de Inka´s Berries aprovecha lo mejor de esas políticas del Estado peruano, porque que se funda en la macroeconomía estable, pero además hay una política muy micro, enfocada en el sector agroindustrial del arándano con esta expansión de las tierras cultivables al modo en que los israelíes aprovechan el desierto?

-De manera más general, diría que el boom exportador peruano es el mejor ejemplo de cómo la política pública de la buena, sin ideología, tratando de resolver los problemas que afectan un sector, puede llevar a encontrar un sector que no existía. De la nada, Perú pasó a 10 mil millones de dólares exportaciones de arándanos en pocos años. De no existir en el sector, se pasó a ser el primer exportador del mundo de arándanos, el segundo de uva, el segundo de palta. Es resultado de condiciones naturales, obviamente, y de un sector privado que estuvo a la altura, pero ayudado, apoyado y facilitado por una política pública de calidad.

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