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El crimen del ingeniero: los llamados al 911, el problema de las cámaras y detectives de «ranchada en ranchada»

El 911 no para de sonar. Varios de los llamados son de vecinos del Parque Tres de Febrero, de Palermo. Todos dicen más o menos lo mismo: haber visto a un joven, de aproximadamente 30 años, vestido de buzo rojo y jeans, y en situación de calle. Las descripciones son idénticas a las características que aportó el hasta ahora único testigo del crimen del ingeniero Mariano Barbieri (42), sobre un robo en Berro y Casares.

«Los vecinos tienen afan de colaborar. Llaman y los detectives tienen que ir a verificar. Se la pasan de ‘ranchada’ en ‘ranchada‘. Creemos que en las próximas 48 horas habrá novedades sobre el sospechoso», afirma una fuente de la investigación.

A Mariano lo asesinaron el miércoles cerca de las 22.30 cuando, según Fernando, su hermano, salió a dar un paseo. En el trayecto recibió una puñalada que ingresó entre seis y siete centímetros en el tórax y le afectó el corazón. Como pudo, caminó 200 metros hasta la esquina de Lafinur y avenida Libertador. Entró a una heladería, pidió ayuda y cayó tendido. Murió cuando era trasladado al hospital Fernández.

La causa está a cargo de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N° 36, a cargo del Marcelo Munilla Lacasa, e investiga la División Homicidios de la Policía de la Ciudad. «El olfato nos dice que se trató de un ‘carrero’. También sabemos que el homicida seguramente ya descartó la ropa con la que mató. De todas formas tenemos que chequear cada llamado al 911 que dice haber visto a alguien con ropa roja», cuenta un detective.

En la jerga, «carrero» es el que vive en situación de calle o se gana la vida como cartonero y duerme en «ranchadas» de personas en sus mismas condiciones. Como la mayoría de los que se mueven por la ciudad de Buenos Aires son del conurbano, una de las pistas apunta a las estaciones de tren más cercanas al lugar del hecho. En especial las del Belgrano Norte, que van de Retiro a Villa Rosa, de la localidad de Pilar. Otro territorio a analizar es el Barrio 31, de Retiro, donde suelen comprar drogas los «carreros» con problemas de adicciones y que delinquen para consumir.

«Los domos de las cámaras públicas están muy altos y apenas vemos figuras. Te cuesta distinguir», agrega una de las fuentes consultadas por este diario. «Hasta ahora lo único concreto sobre la persona en situación de calle es la declaración del testigo. En las imágenes no se lo ve con un carro, bolsas, perros o algo que te permita asegurar que es una persona que viva en la calle. Tranquilamente parecería ser una persona común».

El hermano y la pareja del ingeniero, en su velatorio. Foto Juano Tesone El hermano y la pareja del ingeniero, en su velatorio. Foto Juano Tesone Lo que sí tienen claro los investigadores es que en las imágenes registradas encontraron a más de una persona con buzo rojo entrando y saliendo del parque a pocos minutos del horario del crimen. Analizan sus seguimientos en cámaras públicas y están a la espera de las imágenes de las privadas, donde creen que podrían observar con mayor precisión. Por otro lado, no descartan que el homicida haya actuado solo y examinan las últimas denuncias por robos en la plaza.

«Mariano debe haber ido a pasear al parque para ver la luna llena», es la hipótesis de Fernando, hermano de la víctima. En los que serían sus últimos minutos, el ingeniero se comunicó con Marisel González Flores (37), la madre de Luca, el bebé de dos meses que habían tenido juntos. «No lo podía dormir y le pidió que lo llamara», detalló Fernando.

Marisel también habló. Lo hizo el viernes a la tarde, después del velatorio que comenzó a las 16 en San Fernando. «Queremos justicia. No puede ser que en una ciudad con tantas cámaras no den con las personas«, fue una de sus declaraciones. Y así lo describió: «Mariano era un loco lindo que le gustaba la vida. Era tan bueno que pensaba que no había maldad. Así salió a Palermo a caminar para hacer una meditación de la luna y terminó apuñalado. Lo único que tenía era un celular de mierda, todo roto. Que no quede en la nada. Tenemos un bebé que se quedó sin papá».

La viuda, acompañada del padre y hermano de Mariano, contó la historia de la víctima. Dijo que «a pesar de tener ciudadanía de otro país apostaba todo a Argentina», que se había recibido de ingeniero civil en la UBA después de «romperse el lomo estudiante», y que había armado una mini empresa que le estaba generando más deudas que ganancias.

Mariano vivía en Beccar, San Isidro, pero era de San Fernando. En los últimos días, una discusión de pareja hizo que él se fuera unos días a lo de un amigo, en Palermo, el barrio adonde estaba cuando lo atacaron, y donde una brigada de la División Homicidios busca a su asesino.

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